Desde los años 60 muchas voces se han alzado hablando de que la Iglesia Católica tuvo un comportamiento tibio frente a la persecución del pueblo judío por parte del nazismo. ¿Es eso realmente cierto? ¿Qué hizo la Iglesia Católica? ¿Hay una explicación a por qué el Vaticano no se opuso firmemente al holocausto?
Por qué el Vaticano no se opuso firmemente al holocausto
Tras la visita del Papa Francisco a Auschwitz, la revista Time publicó un interesante artículo sobre este tema, rescatando de su hemeroteca documentos de la época para aproximarse más a la realidad de aquel momento. La conclusión que extrae es que difícilmente podremos saber si la Iglesia pudo realmente hacer más tal como se desarrollaron los acontecimientos.
Tanto Time, en el artículo al que aquí tienes un enlace, como otros historiadores, dicen que prácticamente nadie había puesto en duda el papel de la Iglesia en defensa del pueblo judío durante el holocausto nazi hasta el año 1963. En esa fecha, el dramaturgo alemán Rolf Hochhuth estrenó una obra de teatro en la que criticaba el papel de la Iglesia. Acusaba al Vaticano de no atacar el nazismo, ya que lo consideraban una barrera entre el comunismo ateo y los países cristianos. Hochhuth creía que el Papa había sido la única persona capaz de frenar el holocausto y no lo había hecho.
Desde 1930 el Papa Pio XI y las jerarquías de la Iglesia Católica expresaron en numerosas ocasiones su preocupación por el avance la de ideología nazi y sus consecuencias. En 1933 los obispos alemanes firmaron y publicaron una carta en la que hablaban de los principios del pensamiento nazi y de cómo éstos derivaban en actos que iban completamente en contra de la moral cristiana. También escribieron al gobierno haciéndoles saber su repulsa por los atropellos que se producían. Sin embargo, la Santa Sede firmó ese mismo año un concordato con Alemania. Éste seguía la política vaticana del momento: intentar pactar con los regímenes contrarios a la Iglesia para conseguir mitigar sus efectos. Los nazis incumplieron los concordatos y persiguieron a los miembros de la iglesia que se le oponían con falsos pretextos.
En 1937, a instancias de los obispos alemanes y para mostrar su oposición y profunda crítica a las ideas del régimen nazi, nació la encíclica «Con ardiente preocupación» que fue entrada de escondidas en Alemania y leída el domingo 21 de marzo de 1937 en todos los templos católicos del país. Es cierto que en 1938, cuando los nazis invadieron Austria, el Cardenal Innitzer de Viena apoyó su presencia en una declaración. Rectificó rápidamente y volvió a escribir una rectificación desde Roma a instancias del propio Papa, pero los nazis omitieron éstas y sólo airearon la primera declaración.
En 1939, tras el fallecimiento de Pio XI ocupó su lugar Pio XII, que había sido uno de los colaboradores de la encíclica «Con ardiente preocupación» y también el nuncio firmante del concordato. A partir de 1941 en que se incrementaron las deportaciones y el exterminio programado, la Iglesia Católica hizo continuos llamamientos por vía diplomática tanto al gobierno nazi como a los gobiernos afines al régimen para que cesaran, manteniendo a la vez contactos con los países aliados. Estos hechos están demostrados en la numerosa documentación que se guarda de la época. Si el Papa no hizo declaraciones públicas fue, al parecer, para no agravar la situación y causar más víctimas en Alemania y los países ocupados, como ocurrió en Holanda. Cuando los obispos Holandeses protestaron, los nazis en represalia arrestaron y deportaron a 40.000 judíos en las semanas posteriores.
La mayoría de historiadores están de acuerdo en que la actuación de la Iglesia consiguió salvar muchas vidas. Siguiendo las instrucciones de Pio XII, religiosos y religiosas ocultaron en sus conventos e iglesias a muchos judíos que pudieron así escapar de la persecución. El propio Papa mantuvo ocultos en Castel Gandolfo a más de 3.000 judíos. Una vez finalizada la guerra, varias organizaciones judías dieron las gracias a la Santa Sede por su ayuda y el historiador judío David Dalin, afirmó que gracias a la Iglesia Católica y a la prudente actuación del Papa, se salvaron más de 700.000 judíos. Siendo la organización que más colaboró en su auxilio, por encima de la Cruz Roja, las otras religiones e iglesias o los propios gobiernos democráticos occidentales que pudieron hacerlo.
El Vaticano, sin embargo, en 1998 pidió perdón por no haber sabido actuar mejor y con más contundencia y por las actuaciones que a título particular tuvieron algunos de sus miembros. ¿Podría haber hecho algo más? Seguro que sí, pero muchos historiadores afirman que no se pueden sacar las circunstancias históricas de su contexto y juzgar sin tener conocimiento de todos los hechos y que si el Vaticano no fue más firme en su repulsa fue para no causar más víctimas. ¿Qué opinas? ¿Crees que en aquel momento histórico se actuó correctamente?
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