Los mitos y leyendas urbanas rodean el sonambulismo. Es «vox populi» que no debemos despertar a las personas que deambulan dormidas, pero ¿es eso cierto? Muchos nos hemos preguntado cómo debemos actuar ante un sonámbulo. En Supercurioso hemos investigado y te traemos la respuesta.
Cómo actuar ante un sonámbulo
El sonambulismo es un trastorno del sueño en el que el durmiente efectúa actividades motoras de forma automática. Está en un estado inconsciente y no se comunica. Este trastorno se clasifica como una «parasomnia». Despertarlos es sumamente difícil, aunque en contra de lo que se suele suponer, no presenta ningún peligro para la persona sonámbula. Suelen tener los ojos abiertos pero en muchos casos no ven lo que tienen delante, sino lo que recrea su mente, que pueden ser otros lugares de la casa o sitios muy diferentes, en los que cree estar. Lo cierto es que si no los molestamos suelen volver a su cama ellos mismos y al día siguiente no recordarán nada de su excursión nocturna. Y, por cierto, no caminan con los brazos extendidos y los ojos cerrados como los dibujos y las películas nos han hecho creer.
Los niños y adolescentes son los más propensos a padecer noctambulismo y su causa es, de momento, desconocida. Desgraciadamente no existe ningún tratamiento que se haya demostrado eficaz en los casos de sonambulismo, aunque se ha comprobado que generalmente los episodios son aislados.
Ante una persona sonámbula la mejor actuación es dirigirla de vuelta a su cama. El problema está en que muchas veces el sonámbulo volverá a levantarse hasta que acabe la tarea que cree que está haciendo. Así, por ejemplo, si cree que está lavando los platos, lo mejor es dejar que acabe el trabajo y si es posible ayudarlo o decirle frases que impliquen que la tarea está acabada. El sonámbulo puede oírnos y es fácil sugestionarlo para que cambie de tarea. Si habla, puede preguntársele qué está haciendo para facilitar la resolución del problema. Eso sí, no revelará información que no daría si estuviera despierto ya que mentalmente se encuentra en otro lugar y realizando otro cometido.
Si se produce alguna circunstancia que pueda parecernos vergonzosa (orinar en lugares inapropiados, intentar bañarse, etc.), no hay que hacer caso, ya que al día siguiente el afectado no recordará nada en absoluto.
Hay que evitar que el sonámbulo se dañe a sí mismo o haga daño a otros, ya que en su estado puede intentar utilizar instrumentos potencialmente peligrosos o realizar acciones que pongan en riesgo su vida. En estos casos, como ya hemos dicho, lo mejor es redirigirlos a su cama. Si convivimos con un sonámbulo deberemos dejar fuera de su alcance cualquier objeto con el que pudiera hacerse daño. No debemos dejar nunca las llaves en la puerta ya que muchos tienen tendencia a salir de casa. Uno de los casos documentados más notables es el de una inglesa que sonámbula se subió a una grúa de la construcción y se puso a dormir en uno de los extremos. Al día siguiente los bomberos tuvieron que rescatarla, no sabía como había llegado allí y le era imposible bajar sola.
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