¿Te has preguntado alguna vez por qué la mayoría somos diestros? Aquí podrás encontrar parte de la respuesta, aunque, como suele suceder en los estudios científicos, te queden también un montón de nuevas interrogantes.
¿Por qué la mayoría somos diestros y no zurdos?
El 90% de los seres humanos son diestros, es decir, utilizan preferentemente la mano derecha para escribir, manipular herramientas y realizar las actividades que requieren de mayor atención. Curiosamente, somos los únicos primates que dan preferencia a una mano sobre otra, y algunos científicos creen que tras esta singularidad podría estar una explicación de cómo nos diferenciamos del resto de los primates, hace poco más de 3,3 millones de años.
Saber desde cuándo la mayoría somos diestros y cómo afectó esta tendencia en nuestra evolución no es tan fácil, si consideramos que son pocos los fósiles de nuestros antecesores en el que hayan sobrevivido las dos articulaciones, y que permitan hacer estudios comparativos. Pero los investigadores han conseguido una manera de abordar este problema: a través de los dientes.
Un grupo de investigadores de museos y universidades de Europa, África y Norteamérica publicaron en el Journal of Human Evolution, en su edición de noviembre de 2016, un estudio titulado OH-65: the Earliest Evidence for Right-handedness in the Fossil Record (que podría traducirse como: “OH-65: la más antigua evidencia de un diestro en el registro fósil”).
OH-65 es la denominación de una mandíbula que perteneció a un Homo habilis, un antecesor del ser humano que caminó y manipuló herramientas hace 1,8 millones de años, en la garganta del Olduvai (Tanzania), una región del Serengueti donde se han encontrado la mayoría de los restos más antiguos de antecesores de homo sapiens.
Analizando la orientación de algunas marcas en los dientes de OH-65 y haciendo que algunos voluntarios manipularan herramientas y materiales similares a las herramientas primitivas con los dientes (usando protectores para registrar las marcas), los investigadores pudieron determinar que el dueño de la mandíbula sujetaba el material con la boca y la mano izquierda, mientras trabajaba con la herramienta usando la mano derecha: OH-65 era diestro.
Las herramientas más antiguas se encontraron en Kenia y son de hace 3,3 millones de años, por lo que es de suponer que ya entonces los primates de los que descendemos comenzaron a diferenciarse de los otros al dar más uso a una mano sobre la otra. Esta acción podría haber favorecido cambios en nuestro cerebro, como la lateralización, es decir, el hecho de que el lado izquierdo de nuestro cerebro controle la parte derecha, y el derecho la izquierda. La elaboración de herramientas (que sabemos, gracias a los chimpancés, que no son una exclusividad humana) pudo estimular esta especialización del cerebro y preparar el camino para el gran salto evolutivo que nos ha llevado a la creación de objetos cada vez más sofisticados, y a estudios como éste, que ha involucrado a investigadores de la Universidad de Barcelona, Kansas, Nueva York, Roma y Johannesburgo, y en el que una mandíbula de 1,8 millones de años pudo decirnos si el homínido era zurdo o diestro.
Este modo de trabajar con las herramientas habría favorecido un mayor manejo de la mano derecha desde hace más de 3 millones de años, hasta convertirlo en parte de nuestra herencia genética. Por eso la mayoría somos diestros y no zurdos.
Hay que señalar que esta teoría no goza de unanimidad, y sus implicaciones todavía se están discutiendo. ¿Tú qué piensas? ¿Qué fue primero, la mano diestra, o la lateralización del cerebro? Quizás la respuesta a esta pregunta continúe enterrada en las sabanas del Serengueti.
Conoce por qué somos zurdos o diestros.