A través de películas, documentales, libros y alguna que otra entrevista sabemos lo dura y violenta que puede llegar a ser la vida de los presos en la cárcel. Y es que, salvo lamentables excepciones, quien acaba detrás de las rejas no lo hace precisamente por buena conducta por lo que pretender que la convivencia entre ellos sea un remanso de paz es una utopía. Así que en una jungla donde impera la ley del más fuerte no es de extrañar que los simples utensilios puedan convertirse en verdaderas armas de la cárcel creadas por los presos. Veamos entonces el ingenio carcelario.
4 espeluznantes armas de la cárcel
Como decíamos la supervivencia en esta jungla humana no es tarea fácil y en ocasiones aquel que la madre naturaleza no le había dotado de grandes músculos, se veía obligado a desarrollar su inventiva para crear armas que pudieran servirles como defensa. Un ejemplo es este espeluznante punzón, que se esconde dentro de un objeto tan cándido e inocuo como puede ser un crucifijo, así pasaba totalmente inadvertido y llegado el momento se podía convertir en un arma letal.
Otro objeto fácil de esconder es el látigo hecho con un palo de madera y un elástico al que habían anudado una serie de cuchillas para hacer más daño cuando se utilizase para azotar a alguien. Fue creado por un preso, adicto a las drogas, de una cárcel de Alemania para poder amenazar al personal médico, con el fin de obtener mayores dosis de metadona.
También bastante discreta es esta “navaja” fabricada, como se puede observar, a partir de una simple cuchara como las el comedor de la misma cárcel, que el sujeto en cuestión limó cuidadosamente para convertirla en un arma blanca.
La vida entre rejas no sólo priva de la libertad a los presos sino que también restringe cualquier otro tipo de contacto con el exterior como puedan ser las simples llamadas de teléfono que también están limitadas. Aún mayor es la soledad si el preso por cualquier motivo acaba en la celda de aislamiento, allí no sólo está lejos de los que están fuera, sino también de los que están dentro. Por ello hubo un recluso que pensó en paliar de algún modo esta desconexión creando el Dackel, un extraño tirachinas creado en el taller del presidio como si fuera una obra de arte abstracto, según su autor.
Con este instrumento podía lanzar mensajes al exterior, a la vez que servía como arma de defensa para lanzar objetos contundentes. ¡Vamos mejor que un smartphone!
Estas eran las terroríficas armas de la cárcel y así te las hemos mostrado puedes seguir descubriendo otros inventos creados por los presos: Las armas de la cárcel: ¿Una escopeta hecha a mano? El talento oculto de algunos presos