Son muchas las películas y series de televisión, incluso documentales, que ilustran prácticas y brujerías con «muñecos vudú«. Estos referentes hacen que relacionemos estos inquietantes muñecos con la cultura de algunas zonas de África y el Caribe, pero ¿sabías que esta clase de sortilegios también se realizaban en la Antigua Grecia?
Magia negra en la Antigua Grecia
La mayoría conocemos el panteón de dioses de la Antigua Grecia, encabezado por Zeus, que supuestamente habitaban el Olimpo. Lo que desconocíamos es que, a la vez que se adoraba a estos dioses, se realizaban sortilegios concretos de cariz mágico. Entre ellos destacan: la adivinación, los maleficios, la fabricación de muñecos vudú y la nigromancia. Quienes lo practicaban tuvieron que ser, a la fuerza, los primeros brujos y brujas de la historia.
¿Hay pruebas de estas actividades?
Las hay. En las excavaciones de los últimos tiempos se han hallado «tablillas de la maldición» – como la de Silchester, que tan bien conocía el escritor Tolkien – y «muñecos vudú» en yacimientos pertenecientes a las Antiguas Grecia y Roma, a Mesopotamia e incluso Egipto. Estos objetos demuestran que, en ocasiones, los hombres y mujeres de aquella época decidían no someterse a los dioses y darle un empujoncito a su destino, aunque fuera a través de la magia negra.
Los muñecos vudú
Los muñecos vudú de la Antigua Grecia se conocían como «kolossoi» y generalmente se encontraban junto a una «tablilla de la maldición» – tablas en las que se escribía un maleficio para una persona concreta-.
Estos «kolossoi» solían estar hechos de plomo, bronce, arcilla o cera y podían tener una forma que recordase vagamente a una persona o estar realmente trabajadas.
Los «kolossoi» se colocaban dentro de las tumbas para que las ánimas realizasen aquello que las figuras y las tablillas de maleficio pedían. También podían encontrarse en cruces de caminos o paredes, en definitiva, zonas limítrofes que se querían proteger de algo.
¿Cómo eran?
Se solía poner el nombre del objetivo o víctima, dependiendo de tus intenciones, sobre el «kolossoi» y mientras se fabricaba se iba atravesando con clavos algunos miembros del cuerpo básicos como: la cabeza, los ojos, las extremidades o los genitales.
Curiosamente, el número de clavos con que perforaba la figura solía ser 13.
Cada parte del cuerpo atravesada quedaba «paralizada», de manera que si clavabas las puntas en los ojos, las orejas y la boca, dejabas a la víctima sin capacidades cognitivas. Si se hacía en el corazón y las extremidades, era para disminuir la fuerza del adversario.
Otra opción era dar la vuelta a algunas partes del muñeco para incapacitar al objetivo. Generalmente se giraba la cabeza para confundir a la víctima, aunque se podía relaizar con cualquier parte del cuerpo.
Estas prácticas conferían a los muñecos un aspecto realmente inquietante.
Además, cabe destacar, que su uso podía ser público – un Estado buscaba protección o atacar a otro – o privado – ataques o defensas de/hacia individuos o familias-.
3 tipos de «kolossoi»
Los «kolossoi» se vinculaban con un sujeto, pero la intención con la que se realizaba este vinculo podía variar. En este artículo diferenciamos 3 tipos de vínculo con el «muñeco vudú» griego:
- Kolossoi vinculado a deidades: usados para refrenar a las deidades peligrosas que pueden causarnos daño o favorecer a nuestros enemigos. En otras ocasiones, intentaban atraer y dominar las fuerzas de un Dios o un espíritu, para obtener sus bendiciones.
- Kolossoi vinculado a espíritus y otros Hikesoi Apaktoi (visitantes hostiles). Ya que no se podía eliminar a estos seres, se usaba el «kolossoi» para mantenerlos a raya.
- Kolossoi vinculado a tus peores enemigos. Esta clase de enemigos podían ser brujos, que hubiera maldecido a alguien o un enemigo ordinario. En los casos en los que el enemigo es desconocido – te han maldecido pero no sabes quién ha sido – se usaban dos «kolossoi»: uno de un hombre y otro de una mujer. Cuando el objetivo era un gran número de personas, por ejemplo un ejército, se utilizaban tres «kolossoi».
El «kolossoi» también se podía usar para vincular a los miembros de un juramento y tener objetivos eróticos, en tal caso, se buscaba refrenar infidelidades, propiciar el enamoramiento o eliminar de la «competición» a un rival.
¿Cómo se deshacían de estas maldiciones?
A menudo, sólo los dioses podían deshacer los vínculos con los «kolossoi». Lo mejor que podía hacer la víctima o sujeto era rezar y hacer un sacrificio a los dioses y, si era posible, a aquellos que le habían «vinculado». Otra opción era encontrar a tu «kolossoi» y liberarlo tú mismo. ¿Cómo? Quitándole los clavos y/o girando sus miembros para restablecer la normalidad en su cuerpo.
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