Después de traeros pequeñas joyas desconocidas de la televisión I, II y III, puedo anunciar que ya vamos terminando esta colección de artículos, que espero haya servido a muchos de los lectores para apreciar algunas de esas series que el tiempo ha relegado al olvido. Agradezco mucho las aportaciones de los usuarios para confeccionar esta lista, habéis sido de gran ayuda.

Me gustaría dejar claro un término que confunde a algunos lectores: ¿qué he considerado una serie desconocida y por qué aparecen estas y no otras? He intentado seguir dos criterios para establecer las listas: el primero es que durante su emisión no superase una cuota de share acorde con su calidad (la manera de medir la calidad de una serie ha estado sujeta a los miles de votos de usuarios en IMDB y páginas de críticas reputadas como Filmaffinity); el segundo, es que haya dejado de emitirse, ya que las series en antena pueden dar un giro rotundo en la trama, decepcionar y dejar esta lista como mentirosa. Dicho esto, queda todo dispuesto para sentarnos en nuestros asientos, apagar las luces y disfrutad de una nueva gema en bruto televisiva. Hoy os traigo The Hour, Studio 60 on The Sunset Street y Firefly.

THE HOUR

«The hour» es un drama de espionaje emitido por la BBC durante dos temporadas y cancelado tan abruptamente, que sorprendió a todos: espectadores, productores, guionistas y creadores al mismo tiempo. «The Hour» estaba destinada a durar y necesita que seamos nosotros los que la introduzcamos en el campo de las series “gone but not forgotten”. Debía durar para mostrar al espectador un periodismo alejado del  “show time” de otras propuestas como «The Newsroom». Debía durar por Dominic West, que peleó hasta el final para hacernos olvidar al McNulty de «The Wire».  Debía durar por muchas razones, pero la principal es porque se quedo corta.

Su creadora Abi Morgan ha corrido el velo mostrando aquello que pudo ser y no se quiso, desvelando el guión de una tercera temporada que esperemos siga almacenada en su rincón creativo- porque Abi Morgan talento tiene y mucho. Véase «Sex Traffic» o «Shame».

Vamos a lo principal, ¿por qué elegir «The Hour» para llenar nuestros vacíos televisivos? Años 50. En la BBC está a punto de estrenarse «The Hour», un programa de periodismo objetivo que conducen en una especie de triangulo amor-odio tres amigos autodestructivos: la productora Bel, el reportero Freddie y el presentador Héctor. De trasfondo tenemos una Europa de posguerra que intenta alejarse del comunismo, una trama de espionaje  urdida por el MI6 y la construcción del Canal de Suez. ¿Te va gustando cómo suena la melodía?

Su aspecto técnico y el cuidado del decorado nos devolverá a los mejores momentos de Mad Men, su agilidad en los diálogos a momentos clave en la carrera de Aaron Sorkin y su elegancia y pulcritud en el acabado final nos dejará con la sensación de estar viendo a Jimmy Mcnulty avanzar de nuevo por las calles de Baltimore -eso es inevitable-.

Dos temporadas y doce capítulos, en total, para una de las mejores series británicas de la televisión. Apúntatela cuanto antes.

The Hour

STUDIO 60 ON THE SUNSET STREET

La mejor forma de definir la cancelación de «Studio 60 on the Sunset Street» es la de un espejo traidor que refleja nuestras miserias matutinas -en forma de pelos desarreglados, ojeras y maquillajes que nos abandonan-. En este caso, «Studio 60» es el reflejo de la poca capacidad que tenemos -me incluyo- los telespectadores para diferenciar un producto televisivo de calidad de cualquier otra cosa. Dice muy poco a favor de nuestro que esta mirada introspectiva al funcionamiento de un estudio de televisión haya fracasado estrepitosamente en términos de audiencia.

La serie fue cancelada tras su primera temporada. Para el recuerdo nos queda uno de los retratos más efectivos del funcionamiento de un programa de sketches y la pizarra de corcho en la que Matthew Perry  desarrollaba más de una hora de puro entretenimiento.

Por todo esto y más, sus 22 episodios son un muy buen motivo para quedarse a disfrutar con Matthew Perry y compañía de uno de los guiones más acelerados e inteligentes del creador Aaron Sorkin. Llegados a este punto, me gustaría decir que nombres como Aaron Sorkin («El ala Oeste de la Casa Blanca» o «The Newsroom»), Mathew Weiner («Mad Men») o David Simon («Treme», «Generation Kill» o «The Wire») van a empezar a sonar a los espectadores de la misma manera que otros, como Steven Spielberg o Scorsese, son reverenciados en el mundo del cine.  Las series son el presente y el futuro a corto plazo. Después veremos qué pasa.

Studio 60

FIREFLY

Si cualquier lector se acerca a buscando una reseña objetiva de «Firefly», me temo que quedará bastante decepcionado. Primero, porque escribir una mala reseña sobre cualquier producto televisivo creado por Joss Whedon («Los Vengadores»,»Much Ado About Nothing») sería harto complicado. Segundo, porque unir de manera efectiva en una misma serie de 14 episodios, formatos tan diferentes como la ciencia-ficción, el Western, la comedia, el drama y regarlo con problemas existenciales que suenan serios viniendo de su protagonista (Nathan Fillion), es uno de los retos más difíciles de conseguir que se me ocurren. Yo aposté en contra de la serie desde los primeros 5 minutos…..y perdí. Vaya si perdí. Por todo esto, y además porque me atrevo a decir que es única en su género (que a saber cuál es), Firefly representa un must-see obligatorio en nuestra ruta seriéfila.

Pero ¿cuál es su argumento para que sea tan ingeniosa? Nos situamos dentro de 500 años, a contar desde el 2002. Una nave, comandada por unos rebeldes en constante huida de las autoridades, recorre zonas del espacio inexploradas o prohibidas. Trabajan como contrabandistas, pero sus vidas se verán alteradas por la llegada de un desconocido que quiere transportar un misterioso paquete. A partir de este acontecimiento, se les presentan situaciones donde tendrán que elegir constantemente entre ser unos delincuentes amigables o unos rebeldes despiadados.

Serie que explora la naturaleza de las relaciones humanas a la vez que presenta situaciones entretenidas, dosis de humor a raudales y una construcción de personajes con muchos matices. Y es rara, bastante rara –aunque en este caso no es nada malo-.

Firefly

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