¿Alguna vez te has preguntado cómo será tu funeral? ¿Quién llorará? ¿Quién asistirá?, ¿Qué dirán sobre ti? Las siguientes personas pudieron descubrirlo en vida. ¡Te contamos cómo se las ingeniaron para asistir a sus propios funerales!
Fueron a sus propios funerales ¿Cómo? ¡Entérate!
Timothy Dexter
Timothy Dexter fue un excéntrico millonario del siglo XVIII que quería saber lo que la gente pensaba de él. Decidió hacer un simulacro de funeral, esconderse y ver cómo su muerte había afectado a los invitados.
Contrató a alguien para que precediera su servicio funerario e incluso se hizo un simulacro de entierro. Luego se procedió a una comida, la cual se vio interrumpida por un fuerte golpe, algunos invitados se precipitaron hacia a la cocina -lugar del que procedió el desagradable ruido- y vieron a Dexter golpear a su esposa. ¿La razón? La acusaba de no haber llorado lo suficiente durante el servicio.
Felix ‘Bush’ Breazeale
Felix Breazeale pasó cinco años planeando su propio funeral, y este se convirtió en un evento nacional en los Estados Unidos. A su extraño funeral, en 1938, atendieron unas 8.000 personas. Los vendedores vendían refrescos y perros calientes y el espectáculo tenía una atmósfera de carnaval. Breazeale llegó en un coche fúnebre, sentado al lado del conductor. Los huéspedes lo acosaron cuando salió del vehículo. Breazeale necesitó ayuda de los soldados estatales para entrar en la carpa funeraria. Se sentó en una silla junto a su ataúd, y escuchó al predicador dar un elogio. Cientos de personas se le acercaron después de la ceremonia. Él estaba satisfecho con el servicio, y dijo que era lo mejor que había asistido. Breazeale murió cinco años más tarde en 1943. Como pidió, no se dio ningún entierro.
Kong Channeang
Kong Channeang sufría de una enfermedad mental. A causa de su condición, su familia lo dejaba encadenado en las mañanas, una práctica común en Camboya. Sin embargo, un día en 2014, logró escapar de las cadenas. Su familia lo buscó, pero no pudieron encontrarlo. Unos días más tarde, encontraron un cuerpo en descomposición en un río cercano.
Su familia creyó que el cuerpo era de Kong y organizaron un funeral para él. Cuando estaban empezando a preparar el cuerpo para la cremación, se congelaron: Kong estaba allí. ¡Vivo! Algunos de los presentes creían que era un fantasma y huyeron, entre ellos el padre de Kong, pero se detuvo cuando Kong le llamó. Se acercó a su hijo, le agarró la mano y aseguró a la familia que su hijo no era un fantasma.
Zeng Jia
Luego de asistir al funeral de su abuelo, Zeng Jia decidió que quería tener un funeral propio, así que programó una ceremonia en una funeraria e invitó a sus amigos y familiares. Había todo lo necesario para un funeral: flores, ataúd, etcétera.
Entonces, ella se metió en el ataúd y allí estuvo durante más de una hora escuchando lo que los demás tenían para decir sobre ella. Zeng afirmó que la experiencia le hizo valorar más su vida.
Dragan y Dragica Maric
Esta pareja quiso organizar un funeral apropiado antes de morir. Los esposos no querían que nadie tuviera que pagar por un funeral para ellos. Ellos compraron sus propias lápidas, y luego enviaron invitaciones a sus funerales. Alrededor de 200 personas se presentaron. Dragan dio un discurso sobre la vida llena de amor de la pareja, y la pareja dijo un adiós a sus seres queridos. Después de la ceremonia, los invitados asistieron a una tradicional cena post-entierro en un restaurante local. Los Maric consideraron su funeral como un éxito: sus almas y corazones están en paz, y están listos para morir cuando llegue su hora.
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