Los caballos son unos animales hermosos, de allí que sean tan admirados en el mundo. Pero, si alguna vez te has fijado, habrás notado también que los caballos tienen pezuñas en lugar de dedos en los pies. ¿A qué se debe esto? ¡Lo investigamos!
Los caballos tienen pezuñas en lugar de dedos. ¿Por qué?
Lo primero que debemos saber es que los caballos de hoy en día son el resultado de millones de años de evolución y adaptación, pero ¿por qué los caballos tienen pezuñas? ¿Qué dice la historia?
Para empezar hay que hablar necesariamente del Hyracotherium, un antepasado del caballo. Se trataba de un animal del tamaño de un perro que vivió hace unos 50 millones de años. Es importante destacar que tenía dedos de los pies: cuatro en cada pie delantero y tres en cada pata trasera.
En aquel entonces, este animal vivía en un clima tropical bastante agradable, que permitía una flora y vegetación impresionante, es decir, que es muy probable que este antepasado del caballo pasara sus días buscando comida en el bosque, mordisqueando las hojas y escondiéndose cuando los depredadores se acercaban.
Pero hace unos 35 millones de años, las temperaturas globales cayeron para crear un clima bastante similar al que vivimos hoy en día. En Norteamérica, muchos de los bosques desaparecieron, dejando pastos secos en su lugar, y los animales comedores de hojas como el Hyracotherium comenzaron a desaparecer también. Luego se tienen datos del Parahippus, otro pariente del caballo que tenía el tamaño de un pastor alemán.
Para adaptarse, y sobrevivir, el animal debió evolucionar. Con el tiempo, todas estas presiones evolutivas dieron paso a grandes caballos que pudiesen correr rápido. Pero hasta este punto, nada explica por qué perdieron los dedos de los pies.
Para realizar un estudio publicado en agosto de 2017, los biólogos evolutivos de la Universidad de Harvard analizaron unos fósiles de caballos -que iban desde tiempos del mencionado Hyracotherium hasta ejemplares como los actuales- y calcularon cuánto habría pesado cada caballo y, por tanto, cuánto estrés habrían sufrido sus piernas al correr, trotar y saltar. Entre sus conclusiones, encontraron que a medida que los caballos aumentaban de tamaño, los dedos del centro se hacían más grandes para hacer que los huesos de las piernas fueran más resistentes al estrés.
Por supuesto, esta transformación no ocurrió de la noche a la mañana: encontraron que los huesos de Parahippus no hubieran sido sido capaces de soportar las tensiones físicas sin la ayuda de sus dos dedos del pie. Pero a medida que las piernas de los caballos se alargaban y el dedo del pie central se hacía más grande, los dedos laterales se volvían menos útiles, convirtiéndose pronto en más un obstáculo que una ayuda y es así como hoy en día, los caballos tienen pezuñas.
Sin embargo, esos “dedos extra” no han desaparecido por completo en los caballos modernos. Todavía pueden verse como una especie de crecimiento áspero en las piernas traseras algo comúnmente llamado un «castaño”.
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