A lo largo de la historia han existido muchas leyendas a cerca de brutales venganzas, ¿conoces la de la princesa Olga de Kiev? Si no la has oído, te invitamos a descubrirla, es bastante terrible, pero a la vez muestra su audacia, coraje y determinación. ¡Vamos a verla!
La brutal venganza de la princesa Olga de Kiev
La princesa Olga se casó con Igor de Kiev entre 901 y 903. Su esposo fue asesinado por los Drevlianos (tribu de los primeros eslavos del este entre el siglo VI y el siglo X) en el año 945 durante un levantamiento frente a un impuesto que se les había puesto. Olga de Kiev se convirtió en gobernante regente, pues su hijo tenía en aquel entonces tan solo tres años de edad.
Los Drevlianos, que habían matado a su esposo, querían que Olga se casara con el príncipe Mal y que, así, él se convirtiera en el gobernante de la Rus de Kiev, pero Olga no quería, ya que esto haría que su hijo no pudiera gobernar en cuanto tuviera la edad suficiente y si ella permanecía en el trono varios años podría dárselo a él.
Como parte de una estrategia para persuadirla de que se casara, los Drevlianos le enviaron a 20 de sus mejores hombres, pero ella los hizo enterrar vivos. Luego envió un mensaje al príncipe Mal diciendo que había decidido aceptar la propuesta y le pidió que enviara a sus mejores hombres a que la acompañaran en el viaje. Cuando estos llegaron, la princesa Olga de Kiev les dio una calurosa bienvenida y los invitó a entrar en la casa de baños para que descansaran del largo viaje. Ellos fueron obedientemente y ella cerró las puertas; después de eso los quemó vivos.
Con los mejores hombres de su enemigo muertos, Olga planeó el final de los Drevlianos; los invitó a una fiesta funeraria en honor a su marido y en cuanto estuvieron ebrios, los mandó a matar, fueron unos 5.000 en esa ocasión.
Después de esto, Olga regresó a Kiev y creo un plan para acabar con todos los restantes; llegó con su ejército y los hombres le pidieron piedad, ella aceptó diciendo que los perdonaría si de cada casa le daban tres palomas y tres gorriones. Ellos accedieron con gusto. Olga mandó poner un trozo de azufre en las patas de los animales, que fueron liberados al caer la noche, estos volvieron a sus casas las cuales no tardaron en prenderse fuego; toda la ciudad se consumió.
Después de esto Olga tuvo mayor control sobre el territorio; arrasó muchas otras ciudades y pudo gobernar como deseaba.
¿Sabes qué es lo más curioso de esta historia? Olga de Kiev fue canonizada y considerada santa, a pesar de haber asesinado tantas personas. ¿Por qué? En algún punto entre 945 y 957 la reina se bautizó, convirtiéndose al cristianismo, y lo mismo hizo con su nieto, San Vladimiro I, quien terminó declarando el cristianismo como religión oficial en el 980. Este fue el premio que le dieron por sus esfuerzos de convertir la Rus de Kiev en una nación cristiana.
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