Hace poco Supercurioso publicó un artículo muy interesante sobre la posibilidad de guardar información en el ADN.  Pero, ¿y si el ADN se lanzase al espacio…?

Los de afuera

Cada día ingresan a nuestra atmósfera alrededor de cien toneladas de material extraterrestre ente polvo y asteroides de diversos tamaños. De algún modo, hasta hace poco se consideraba que estos “invasores” llegaban esterilizados por las duras condiciones del espacio exterior, con sus temperaturas extremas, ausencia de gravedad y de ambientes favorecedores de la vida.

Vista panorámica del Centro Espacial ESRANGE en Kiruna, Suecia
Vista panorámica del Centro Espacial ESRANGE en Kiruna, Suecia

 

Pero esta percepción ha cambiado, gracias a los resultados de un experimento realizado en 2011.

Los de adentro

En 2011 investigadores alemanes y suizos de la Universidad de Zurich, coordinados por Cora Thiel y Oliver Ulrich, interesados en evaluar el comportamiento del ADN humano en el espacio en condiciones de ausencia de gravedad, decidieron aprovechar el lanzamiento de una nave espacial desde el Círculo Polar Ártico, la Texus-49, para realizar otro experimento, que denominaron DARE (DNA Atmospheric Re-entry Experiment, por sus siglas en inglés).

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El experimento consistió en colocar en la parte exterior de la sección de carga y sin ninguna protección, moléculas de ADN para evaluar en qué condiciones regresaban, si es que regresaban de un vuelo sub-orbital.

Resultados sorprendentes de un viaje de ida y vuelta

El cohete despegó desde la base espacial de Kiruna (Suecia) en marzo de 2011, alcanzó una altura máxima de 268 kilómetros y después de trece minutos reingresó a la atmósfera. Los investigadores pudieron recuperar más de un cincuenta por ciento del ADN colocado en los tornillos y ranuras de la nave, y en este material consiguieron que hasta un 35% mantenía su función biológica, a pesar de haber estado sometido a condiciones extremas y a temperaturas superiores a los mil grados centígrados.

Conclusiones de vuelta e ida

Por un lado, los resultados de este experimento dan credibilidad a aquellas teorías que proponen la posibilidad de que la vida haya llegado a la Tierra desde el espacio a través de asteroides o cometas portadores de bacterias o moléculas de ADN.

De hecho, sabemos con certeza que los cometas portan agua y materia orgánica fundamental para la vida, aunque todavía no hayan podido detectarse seres vivos como tales fuera de la atmósfera terrestre.

baúl adn espacio

Pero desde otra perspectiva, este experimento prueba que naves espaciales lanzadas desde la Tierra podrían llevar pasajeros indeseados a otros mundos, contaminándolos con vida terrícola. Como ya podría haber pasado con los robots colocados por la NASA en Marte, y que actualmente se encuentran explorando su superficie.

Si te interesó el artículo no puedes perderte el del ascensor espacial, para seguir probando hasta dónde puede llegar la ciencia ficción.