Estamos seguros de que muchos de nuestros lectores habrán dibujado una sonrisa entrañable al ver la imagen que encabeza este artículo. Lo primero que pensamos todos al ver un Akita, es en el célebre perro Hachiko, aquel animal de fidelidad absoluta que siempre custodió un amor eterno por su dueño, una devoción que se mantuvo aún después del fallecimiento de éste.
Una historia que siempre emociona, y que a su vez, popularizó la figura de los Akita Inu.
Estamos seguros de que te gustará saber más sobre esta raza.
El Akita, un perro para la guerra
Es un perro que tiene múltiples raíces con Japón y con su historia. Es un animal grande, fuerte y de gran resistencia. Ya sólo con verlo nos causa una mezcla de poder y ternura a la vez. Una combinación sutil definida por sus casi 50 kilos de peso por término medio, y sus 60 cm de altura.
Dada su robustez, no te extrañará saber que en la antigüedad se servían de ellos para ir a cazar osos, eran buenos sirviendo como perros de ataque e incluso era común entrenarlos para peleas. Los llamaban Kurae-Inu, perros de guerra. Afortunadamente llegado el siglo XX se prohibió dichas costumbres, y aunque en 1931 se nombró a esta raza perro nacional de Japón, ello no evitó que estuvieran a punto de exitinguirse.
Sabemos que este dato te va a sorprender, pero durante la Segunda Guerra Mundial los Akita empezaron a servir al ejército con otro fin, otro terrible fin: su piel era apreciada para hacer ropa militar, y su carne, se alzaba como una opción más de la cual alimentarse. Y, desde luego, a punto estuvieron de desaparecer de no ser por numerosos agricultores que los protegieron y escondieron en sus propiedades.
Fue entonces cuando los Akita se cruzaron con el otro tipo de perros que Japón sí quiso proteger (los únicos a decir verdad), los pastores alemanes. De esta forma, aparecieron nuevas variedades de Akita, como fueron por ejemplo los Akita de pelea, los Matagi Akitas. y los pastores Akitas. A su vez, muchos norteamericanos se llevaron a sus países de origen algún que otro cachorro, de ahí que se disponga también del Akita Americano.
El Akita Inu: poderoso y de gran corazón
A pesar de que por ejemplo, en España, estén clasificados como razas peligrosas, los Akita Inu pueden ser unos excelentes perros familiares por muchas razones:
-Son unos perros con gran sentido de la propiedad, son protectores y saben identificar muy bien a los miembros que forman parte de «su grupo». Pueden alzarse como líderes y grandes defensores.
-Su carácter es tranquilo, sereno, impasible casi. Se dice de ellos que apenas ladran y cuando lo hacen, es por alguna razón.
-Este perro es obediente pero no sumiso.
-No atacan si no se les provoca. No buscan enfrentamientos sin sentido, y si lo hacen es porque han sido retados o porque deben defender su territorio o a los suyos.
-Si se integra bien al animal desde que es pequeño, puede alzarse como un excelente compañero en el día a día.
-Son nobles si se les educa con cariño, si lo integramos bien con los más pequeños, con el resto de mascotas… Si se fomenta la sensación de seguridad y afecto y respeto en ellos, pueden ser un auténtico pilar de fidelidad y devoción absoluta en la casa.
De cachorros son inmensamente adorables, y cuando se convierten en adultos, serán sin duda esos amigos que de modo callado, vigilante y cómplice, siempre están contigo allá donde vayas.
Y ahora dinos… ¿Tienes un Akita en casa? ¿Te gustaría tenerlo?