Durante un tiempo, Irlanda se libró de la implacable caza de brujas que se llevaba a cabo en el continente. Todo terminó en 1324 cuando un tribunal eclesiástico juzgó a Alice Kyteler, que se convirtió en la primera persona acusada y condenada por bruja en Irlanda. Entre las acusaciones estaba la de mantener relaciones con un íncubo.
Alice Kyteler, la primera bruja irlandesa
Alice Kyteler nació en 1280 en Kyteler House, Condado de Kilkenny , Irlanda, en el seno de una familia adinerada descendiente de comerciantes flamencos. Como correspondía en esa época a una mujer de su posición, contrajo matrimonio por primera vez con William Outlaw cuando era muy joven. Quedó viuda y volvió a casarse con Adam Le Blund, siendo acusados de conspirar para matar al primer marido de Alice. Acusación de la que fueron absueltos. Unos años más tarde volvió a enviudar y contrajo matrimonio con Richard de Valle que también falleció. Su último marido fue Sir John Le Poer. Éste antes de morir expresó sus sospechas de que estaba siendo envenenado. A los 42 años, Alice había quedado viuda 4 veces.
Los hijastros de su último matrimonio, no conformes con el testamento otorgado por su padre, en el que le dejaba la mayoría de su patrimonio a Alice, conspiraron con el obispo Ossory y con los hijastros de sus anteriores matrimonios para arrebatarle su fortuna. El camino más directo para apartarla de su herencia era acusarla de brujería, y así lo hicieron.
La gente del pueblo no sentía especial simpatía por la dama Alice, ya que dos de sus maridos habían sido prestamistas y al parecer ella misma se dedicaba a ese negocio habiendo acumulado gran riqueza. Los hijastros aprovecharon esa circunstancia y la acusaron junto a varias personas de su servicio de usar veneno y hechicería para acabar con John Le Poer, de negación de la fe, de blasfemia, de sacrificio de animales al demonio y de hacer misas de magia negra en la propia iglesia.
El obispo de Ossory, Richard de Ledrede estaba obsesionado con la brujería y quería una condena unánime, civil y religiosa, para la mujer. Por suerte el Canciller irlandés en ese momento era hermano del primer marido de Alice y consiguió retrasar el proceso, lo que dio tiempo a la mujer para huir a Inglaterra.
Como la acusada no podía ser interrogada, el obispo decidió detener a la criada de Alice, Petronella de Meath. Flagelada y torturada confesó todo lo que le pidieron, acusando a Alice y a sí misma de brujería. De las declaraciones de Petronella y otros criados, bajo tortura, se obtuvo la primera mención de relaciones de una bruja con un íncubo:
«Ricardus Ledered, episcopus Ossoriensis, citavit Aliciam Ketil, ut sí purgaret de heretica pravitate; quae est magiae convicta, nam certo comprobatum est, quendam demonem incubum (nomine Robin Artisson) concubuisse cum ea … «
Es decir, el obispo Richard Ledrede da por probado que Alice Kyteler, convicta de brujería, tuvo relaciones sexuales con un íncubo, que era un demonio llamado «Robin Artisson».
De Alice no se supo nada más. Se cree que vivió en Inglaterra hasta su muerte con la hija de Petronella, Basilia, que la acompañó en su viaje. Petronella fue condenada a morir en la hoguera, siendo quemada el 3 de noviembre de 1324.
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