Hiroyuki Arakawa lleva más de 20 años trabajando como buzo en un santuario muy específico en idílico mar de Tateyama, en Japón. Su labor es muy importante, puesto que se encarga no solo de servir de guía a todos esos turistas que se sumergen en estas aguas, Hiroyuki, atiende además de ese equilibrio sutil y mágico que se esconde en las profundidades.
A lo largo de casi 25 años, este hombre que ya pinta canas en su cabello y arrugas de tiempo y vida disfrutada en su rostro, ha establecido una relación muy especial con un animal. Con Yuriko, un pez «cabeza de oveja».
Esta, es una de esas historias encantadoras y mágicas que siempre nos gusta compartir contigo en Supercurioso para invitarte a reflexionar. Porque...¿te habías preguntado alguna vez si a los peces les gusta ser besados y abrazados? A Yuriko, sí, de hecho, le encantan las muestras de cariño «humanas»… al menos la de Hiroyuki Arakawa.
La amistad entre Hiroyuki Arakawa y Yuriko, el pez «cabeza de oveja»
El santuario marino de Tateyama donde trabaja Hiroyuki Arakawa, el «torii», como lo llaman en la cultura nipona, es algo más que un espacio donde el ecosistema marino es especialmente bello. Se trata de un lugar sagrado para la religión sintoísta. Solo con descender hasta aquí, cada buceador disfruta de un breve viaje espiritual donde envolverse de calma y equilibrio.
Desde hace ya varias décadas, este santuario se ha nutrido también de un vínculo muy especial entre un hombre y una de sus criaturas marinas, uno de los habitantes más ancianos del santuario de Tateyama: se trata de Yuriko.
Yuriko es un Semicossyphus Reticulatus, también conocido como «pez cabeza de oveja». Son especies muy llamativas, miden casi 100 cm y pesan unos 15 kg. Su piel tiene un color gris rosáceo y muestra una extraordinaria protuberancia que los hacen únicos y especiales en el océano. Y eso no es todo, esa frente y esa barbilla singular le dan un aire casi humano que suele impactar bastante a cualquier persona cuando se encuentra con este tipo de maravillosos animales cuando bucean. Te gustará saber que por lo general, el pez oveja es muy longevo, y que además, son criaturas bastante curiosas.
Tal vez fue eso lo que atrajo a Yuriko hacia el señor Hiroyuki la primera vez (además de algo de alimento que siempre guarda en la mano, claro está), aunque de hecho, las amistades sinceras no se pueden explicar, están unidas por vínculos especiales a la vez que invisibles. Lo único que sabemos, es que este pez adora ser acariciado y besado por Hiroyuki, quien no duda en retirarse unos segundos el respirador para acercar sus labios hacia la cabeza del simpático pez. La escena es simplemente entrañable.
Queda claro también que esta pareja es toda una expectación para el turismo, no obstante, no podemos olvidar que es un lugar sagrado, que quien baja aquí lo hace para envolverse de ese misticismo y calma que suele aportar el sintoísmo. El respeto hacia la naturaleza es algo vital en Tateyama, y la relación entre este buzo ya entrado en años, y su pez curioso, y amable que han dado mayor sentido al propósito de este santuario.
Te dejamos con el vídeo para que los conozcas a ambos. Merece la pena. Mientras, no olvides dejarnos un comentario y recordar la historia de 3 amigos inseparables: un oso, un tigre y un león. ¡Maravilloso!
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