El décimo sexto presidente de los Estados Unidos, Abraham Liconln, es recordado en la historia por todos sus logros políticos, entre los que se cuentan nada más y nada menos que la abolición de la esclavitud, la modernización de la economía y su liderazgo del país a través de la Guerra de Secesión, uno de los conflictos más sangrientos que ha vivido esta nación. Sin embargo, hay mucho más sobre la vida de este gran político que muchos no conocen. Descúbrelo aquí.
Anécdotas sobre la vida de Abraham Lincoln que te sorprenderán
En la superficie, Abraham Lincoln parecía un bromista, pero tras su máscara de risas y chistes se escondía un hombre que batallaba duramente con una paralizante depresión, que lo afectaba hasta tal punto que llegó a decirle a un amigo que «nunca se atrevió a llevar un cuchillo en el bolsillo» por temor a que pudiera tentarlo a cometer suicidio.
No era un temor injustificado; casi lo hizo más de una vez. En el invierno de 1840, Lincoln entró en una terrible depresión. Estaba comprometido con Mary Todd, pero se había enamorado de otra mujer llamada Matilda Edwards y no podía cancelar la boda.
Lincoln tuvo un colapso mental. Era incapaz de trabajar o hacer otra cosa que sentarse y hablar sobre lo horriblemente miserable que se sentía.
A pesar de todo, Lincoln todavía acudió a su oficina unas pocas veces durante ese invierno, pero su comportamiento no era completamente cuerdo. Un día de diciembre de 1840, en medio de una sesión legislativa, Abraham Lincoln saltó por la ventana.
No era exactamente un intento de suicidio. Lincoln y su partido, los Whigs, estaban tratando de impedir que la sesión culminara. Estaban a punto de perder un voto que habría forzado al Banco del Estado a hacer pagos que no podía costear, y Lincoln sabía que el banco iría a la bancarrota si no detenían la votación. Había una laguna legal que podría evitar que eso pasara. Si tenían un Whig menos en el edificio, la votación técnicamente no sería válida. Así que se aseguró de que hubiera un Whig menos y se tiró por la ventana.
La mayoría de la gente lo trató como un acto de novedad política. Lincoln no se lastimó y los demócratas bromearon porque era tan alto que «sus piernas llegaron casi desde la ventana hasta el suelo». Hoy, sin embargo, sabemos que Lincoln estaba deprimido en este momento de su vida. Puede que hubiera estado ayudando a su partido, pero podría haber más de una razón por la que sintió el impulso de saltar por esa ventana.
Otra faceta impresionante del presidente Lincoln es que era un luchador campeón. Participó en más de 300 peleas y sólo perdió una. Aunque parecía un hombre delgado y esbelto, estaba formado de puro músculo. Casi todas las descripciones que tenemos de él lo llaman «vigoroso» y «dotado de gran fuerza».
Y la verdad es que no temía usarla. En 1832, cuando tenía apenas 23 años, Lincoln hizo su primer discurso político. Pero poco después de que comenzara, dos personas entre la muchedumbre empezaron a pelear.
Lincoln vio que un partidario que lo había incitado a subir al escenario estaba siendo atacado. Entonces, el futuro presidente paró de hablar, bajó de la plataforma y levantó al alborotador por sus pantalones y lo lanzó con todas fuerzas. Terminando con la pelea y dejando a los asistentes atónitos, nadie hubiera dicho que aquel joven delgado ocultaba tanta potencia física.
Sin duda, es fascinante explorar el lado más humano de este hombre que cambió para siempre la historia de los Estados Unidos. Sus legado y sus hazañas políticas serán recordadas como parte de la construcción de una poderosa nación, pero su vida sirve a cualquiera, sea de donde sea, como ejemplo de resilencia y superación, pues, sin duda, no debió ser fácil enfrentarse a todos los obstáculos y asumir tales responsabilidades, siendo consciente de que lo perseguiría para siempre la sombra de la depresión.
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