Muy probablemente todos tengan a su disposición una tableta o similar (Kindle, IPad o tantas otras) en la cual se reproducen archivos al estilo de un libro, incluso con la animación de pasar las páginas; cosa que nosotros, los lectores obsesivos, disfrutamos sobremanera. También es probable que conozcas la historia del filántropo Michael Hart y el Proyecto Gutenberg, por lo cual se le atribuye la invención del libro electrónico… Pero la verdad es que antes de él hubo una mujer española a quien podríamos considerar la pionera de esta proeza: Ángela Ruíz Robles. ¿Te suena el nombre? ¿No? Era de esperar. Quédate con nosotros en Supercurioso para conocer esta maravillosa historia.
Ángela guardó una enorme pasión pedagógica y una inconmensurable preocupación educativa, por lo que un día decidió tomar riendas en el asunto y diseñó lo que podríamos considerar como el objeto precursor del libro electrónico o ebook, con todo y los hipertextos… ¡Y eso a mitad del siglo XX! Su vida está marcada por batallas perdidas, reconocimientos posteriores, pero del mismo modo triunfos y mucho amor por la educación. ¡Conozcamos su apasionante historia!
Ángela Ruiz Robles, la mujer que inventó el ebook
1. ¿Quién fue Ángela Ruíz Robles?
El 28 de marzo de 1895 nacía en Villamanín, en la Provincia de León, Ángela Ruíz Robles, mujer que estaría destinada a cambiar la historia de la educación en España. Entre algunas generalidades sobre sus primeros pasos podríamos mencionar su formación en la Escuela del Magisterio de León, donde, además, impartiría clases entre 1915 y 1916. En 1917 fue docente y directora de una escuela en Gordón, un pueblito cerca de la ciudad de León, aunque al siguiente año recibiría una plaza en Santa Eugenia de Mandia, una pequeña aldea cerca a Ferrol en Galicia.
Quienes hemos tenido el placer de haber ejercido la docencia entendemos que, pese a las dificultades, los estudiantes siempre pueden admirar y apreciar a un buen maestro, así, sin importar el tipo de población, los chicos te sacarán varias sonrisas y, por qué no, quizás también lágrimas de felicidad. Este fue el caso de esta docente española, que logró impartir su amor por la educación a sus estudiantes, quienes la llamaban Doña Angelita; además, entendió que la labor de un docente no termina en el aula, por lo que la llevó mucho más lejos acudiendo a las casas de sus estudiantes para brindar asesorías en los temas más dificultosos para los chicos.
Ángela Ruíz Robles fue autora de varios libros sobre pedagogía y enseñanza de ramas como la ortografía, la gramática y la taquigrafía, entre tantos otros. Algún día vio con cierta desazón que los métodos de enseñanza no se adaptaban a las necesidades cognoscitivas de los estudiantes, por lo que inició el ambicioso diseño de un texto de trabajo que pudiera suplir estos vacíos y llenarlos de la forma más completa posible: La Enciclopedia Mecánica. Sobre este invento gira nuestro artículo, pero es preciso enfatizar que esta mujer comprometida con la educación dejó un legado de más inventos que promovían el desarrollo pedagógico.
Su compromiso con los pequeños y los más necesitados fue gigantesco, su espíritu altruista le hizo cruzar las más crueles adversidades, como la muerte de su esposo cuando residían en Ferrol junto a sus tres hijas. Pero esta mujer de espíritu valiente luchó incansablemente, por lo cual, desde 1950, recibió un amplio acervo de premios y galardones conmemorando su honorífica trayectoria. Incluso después de su muerte, el 27 de Octubre 1975, el gobierno español y el mundo entero han continuando concediendo premios a su vida y obra.
2. La enciclopedia mecánica
Ubiquémonos en la primera mitad del siglo XX y, aunque no funcione muy bien por la época, el desarrollo tecnológico que allí se muestra nos servirá (si has jugado Bioshock alguna vez, te será más fácil de imaginar). En 1949, ya con una amplia experiencia docente adquirida en León y Galicia, Ángela Ruíz Robles presentó al mundo su Enciclopedia Mecánica, la que ella describía como «un procedimiento mecánico, eléctrico y a presión del aire para la lectura de libros». A este punto, ¿cómo te la imaginas? ¡Vamos! Es todo un invento estilo steampunk.
¿Cómo funcionaba este invento? Se trataba de un libro basado en unas láminas con dibujos, las cuales, cuando el estudiante posaba sus dedos sobre ellas, estas alumbraban y proyectaban el texto educativo. Esto era posible gracias a un circuito eléctrico que la misma Ángela Ruíz Robles diseñó. Por desgracia, era sólo un prototipo y los costos de producción eran demasiado elevados para llevarlo al mercado.
Hacia 1962 diseñó otro prototipo: ya no incluía páginas, sino que funcionaba con bobinas similares a los rollos fotográficos. La idea era proyectar los contenidos que estarían impresos en las rollos como si se tratase de una suerte de kinetoscopio portátil. Éste tenía la posibilidad de alternar el idioma entre francés, inglés y español, y además podía contener cristales de aumento, emitir sonidos y cambiar de asignatura simplemente con cambiar de rollo.
Sin ser todo lo anterior suficiente, este invento incluía una suerte de espacio para teclear y tomar apuntes de forma digital. Entre las ventajas que Ángela Ruíz Robles mencionaba de su invento estaban el que aligeraba el peso, tenía la posibilidad de adaptarse a cualquier nivel educativo y cualquier estudiante, ayudaba a los maestros a incorporar también sus saberes e investigaciones, facilitaba el aprendizaje en la oscuridad (porque evidentemente incorporaba luz) y ayudaba a los estudiantes con problemas de visión, entre tantos otros.
3. Y si era tan bueno, ¿qué pasó?
El mundo suele ser despótico en algunos casos. Ángela Ruíz Robles estaba adelantada a su época, sin duda alguna, pero corría un tiempo difícil en España, más aún para una madre soltera con tres hijas y docente. Como era de esperar, esta tenaz docente intentó correr suerte en Madrid donde sólo recibiría felicitaciones por su invento, lo que llaman «palmaditas en la espalda», pero no consiguió a nadie que financiara su proyecto. Después de diseñar su segundo prototipo corrió de nuevo a los despachos ministeriales de la capital ibérica, pero nadie vio en él una proyección comercial rentable.
Como ya habíamos dicho, los costos de producción eran elevados y nadie quería arriesgarse a perder en una Europa que aún intentaba superar la Segunda Guerra Mundial. Esta mujer continuó desarrollando inventos y registrando sus patentes, aunque estos nunca verían la luz del mundo comercial. Lo curioso es que para 1970 Ángela Ruíz Robles recibió una interesante propuesta desde Estados Unidos para explotar sus patentes, pero ella lo negó, pues argumentaba que Ferrol había sido su cuna; un noble acto propio de una noble alma.
4. ¿Y dónde está la Enciclopedia Mecánica?
Desde 2006, la Enciclopedia Mecánica formó parte de una las exposiciones del Museo Pedagógico de Galicia en Santiago de Compostela. Posteriormente, en el año 2012, ésta fue movida al Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de La Coruña. Pero tampoco podemos decir que Ángela Ruíz Robles murió sin recibir el reconocimiento que le era debido, ya mencionamos previamente que en vida se le otorgaron múltiples reconocimiento (medallas, diplomas, títulos, cargos administrativos), incluso como homenaje póstumo, el Ayuntamiento de Madrid dio el nombre de Ángela Ruíz a una de las calles en el Distrito de Villaverde, por otra su nombre está incluido en la Tabla Periódica de las Científicas.
Así finalizamos nuestro artículo a través del gran invento de Ángela Ruíz Robles, mujer noble y fuerte que entregó su vida para forjar un futuro mejor. ¿Te ha sorprendido nuestro artículo? ¿Qué piensas acerca de las circunstancias que rodearon la vida de esta inventora española? ¡Déjanos tu comentario!