Lo ocurrido con Anna Monaro, esta mujer italiana a principios de los años 30, no tiene aún hoy una explicación clara. ¿Qué provocó que esta dama aquejada de asma emanara una luz tan singular de su pecho? Hemos de señalar que no es ninguna leyenda urbana, y que el caso, fue profundamente investigado por varios médicos de la época. Tenemos artículos de periódicos como la «Tribuna Illustrata» que nos describen el caso, así como los informes que publicaron varios médicos e incluso de físicos como Enrico Fermi, quien dedicó a este caso, cerca de 52 páginas en su trabajo sobre este tema.
¿Se llegó a una conclusión más o menos clara? Te damos todos los datos a continuación.
Anna Monaro, la mujer iluminada de Pirano
Año 1934. Anna Monaro es una mujer de 42 años de vida humilde y casada con un pescador. Su salud es débil, padece asma, y cada día acostumbra a dar pequeños paseos a última hora, acudiendo hasta el puerto para acompañar a su esposo de vuelta a casa.
Fue el 8 de marzo de ese mismo año cuando Maria Guerardi, una dama que se hospedaba en un albergue cercano al puerto, ve por la ventana a una mujer que se acerca hasta la playa. Es Anna Monaro, esa vecina que siempre va vestido de negro, de expresión cansada y muy devota que aguarda a su marido a que llegue de faenar con su barco. Pero hay algo extraño en ella. ¿Qué llevaba en el pecho? ¿Es una lámpara? ¿Qué tipo de luz es aquella que emana de su pecho?
Fueron varias las personas que vieron lo mismo, y todos, llevados por la inquietud y la extrañeza, no pudieron más que acercarse hasta Anna para preguntarle qué era aquello. La mujer no sabía qué decir, estaba muy cansada y solo deseaba ir a casa. Sin embargo, fue ingresada en un hospital, para después, remitirla a otro centro de prestigio para ser atendida por los médicos italianos más importantes de la época. ¿Una mujer que trasmitía luz desde su pecho? Pocos especialistas podían resistir la tentación de formar parte de esas investigaciones.
Se le hicieron fotos e incluso se hizo un pequeño vídeo de pocos segundos, donde dejar constancia del caso. Anna Monaro trasmitía una luz blanca azulada muy débil que salía de su pecho y que llegaba hasta el cuello. Curiosamente, sólo aparecía cuando la mujer se encontraba más cansada y cuando más fiebre tenía. Como puedes imaginar, no se tardó demasiado en alzarse la rumorología, la superstición y el miedo. ¿Estaba Anna Monaro poseída? ¿O era quizá una santa?
Hubo un psicólogo que llegó a decir que la mujer debía tener en su interior microorganismos eléctricos y magnéticos. Otros científicos apuntaron a que el fenómeno, debía explicarse por la debilidad de Anna y por el alto número de sulfuros presentes en la sangre de la mujer, y por una singular radiación ultravioleta de su sangre, un caso nunca visto hasta el momento. No obstante, el tema fue adquiriendo matices menos científicos y más religiosos dado que la paciente, relataba a todos los periódicos que ella tenía sueños proféticos y que se veía a sí misma como una santa envuelta en un aura luminosa.
Su caso, apareció en el Times y en numerosas revistas de la época. Ahora bien, poco a poco el caso de Anna Monaro perdió intensidad el día en que, sencillamente, perdió «su brillo o su bioluminiscencia». ¿La razón? En cuanto se recuperó y su asma dejó de ser tan grave, aquel fenómeno dejó de aparecer. Curioso ¿verdad?