En 2013 China se convirtió en el tercer país en colocar con éxito una nave espacial en la superficie de la Luna, la sonda espacial Chang’e 3, llamada así en honor a la diosa china de la Luna y por ser el tercer orbitador lunar lanzado por el programa espacial chino desde 2007.
Un conejo de jade en la luna
A diferencia de las dos primeras, la Chang’e 3 no se quedó orbitando sino que alunizó el 14 de diciembre de 2013 y liberó un robot tipo rover, llamado “yutu”, “conejo de jade”, que lamentablemente comenzó a enfrentar dificultades desde el principio.
“Yutu” tuvo problemas con sus paneles solares y otros aprietos causados posiblemente por el polvo lunar y las bajas temperaturas, por lo que la agencia espacial china dio por concluida la misión, aunque posteriormente este conejo espacial ha dado señales de querer reactivarse para cumplir con parte de su misión.
El telescopio lunar
Por suerte para la misión, el módulo de alunizaje llevaba otro pasajero novedoso: un telescopio robótico de apenas 15 centímetros, que ha estado funcionando sin problemas desde hace dos años y conseguido hacer observaciones que no pueden hacerse desde los observatorios que funcionan en el ámbito de la atmósfera terrestre.
En año y medio el telescopio operó durante unas 2.000 horas, observando más de cuarenta estrellas y tomando una imagen bastante notable de la Galaxia del Molinete, una galaxia en espiral que se encuentra a 21 millones de años luz de la Tierra.
No se trata de un telescopio convencional, fue diseñado para detectar luz ultravioleta –que la atmósfera de la Tierra, la capa de ozono específicamente, filtra en gran medida–, y se encuentra dentro del módulo espacial, donde se mantiene protegido de las condiciones extremas de la Luna.
Como precaución, el telescopio se resguarda al amanecer y al anochecer, cuando se supone que hay mayor presencia de polvo lunar.
Ventajas de un telescopio extraterrestre
Aunque no se trata del primer telescopio fuera de la Tierra, sí es el primero verdaderamente alejado de las perturbaciones creadas por la luminosidad de nuestro planeta. A esto hay que agregar algunas ventajas derivadas de la lenta rotación de la Luna (27 veces más lenta que la de nuestro planeta), que propicia noches lunares de catorce días y que permitió al telescopio observar una misma estrella por mucho más tiempo.
Pasaron varias décadas desde la última vez que una nave espacial se posó en la superficie lunar, y es por eso que hay que considerar el éxito de la Chang’e 3 como un paso en dirección al regreso de los seres humanos a nuestro satélite y a la carrera espacial.
Por ahora todo parece indicar que las próximas palabras que escucharemos desde la Luna serán en chino.
Si te gustan estos temas, no te pierdas entonces el increíble ascensor espacial, una posible y tal vez cercana realidad.