Colma es un pueblo californiano donde, a simple vista, a todos nos gustaría ir de vacaciones. Estamos en el pequeño condado de San Mateo, en un rincón privilegiado desde donde podemos disfrutar de esas vistas que dan directamente a la Bahía de San Francisco.
Ahora bien, hay un dato que siempre produce un ligero escalofrío cuando se ahonda un poco más en los datos demográficos de Colma. Según nos dice el censo, el número de habitantes es de poco más de 1.900 personas, pero…este pueblo cuenta con 17 cementerios y con cerca de 1.5 millones de cuerpos enterrados en sus tierras.
Estamos seguros de que también tú habrás experimentado una sacudida de inquietud ante este dato, así que, si además te decimos que este pueblo es conocido con el lema de «Es bueno estar vivo en Colma» las cosas sin duda empezarán a encajarte.
Veamos ahora qué nos cuenta su historia… ¿Nos acompañas?
Colma, el pueblo donde duerme más de un millón de muertos
Los 17 cementerios de la ciudad abarcan el 73% del área de la tierra de la ciudad. Impresionante, y por ello, se conoce también a Colma como «el pueblo del silencio» o «el pueblo de los muertos».
No obstante, hay que dejar claro un aspecto: los muertos no molestan, no hay fenomenología de lo paranormal y, más que temor, lo que produce este pueblo es cierto impacto estético: el horizonte es un mar de lápidas.
Pero… ¿De dónde vienen estos cuerpos? ¿Cuál es su origen, por qué hay tantos? Y lo que es más importante: ¿qué les pasó? El pasado de Colma es, por así decirlo, parte del pasado de San Francisco y de la propia expansión de Estados Unidos, y de ahí el singular interés de esta tierra donde duerme el verdadero sueño de los muertos. Veámoslo con detalle.
- 1900. Se vivía la fiebre del oro, unos años de miseria y múltiples enfermedades. La ciudad de San Francisco empezó a albergar «tantos muertos» que llegó un momento en que se dieron cuenta de que los cadáveres ocupaban ya las mejores tierras de la ciudad. Así que la mejor opción era trasladarlos a Colma.
- En 1912 salió otra ordenanza. Se eliminaban todos los cementerios limítrofes de San Francisco, es decir, los cuerpos debían trasladarse a Colma para aprovechar las tierras. Las familias que podían permitírselo podían pagar un entierro privado, los que no, sabían que sus familiares acabarían en una fosa común de Colma, y la lápida, sería usada como «rompeolas» junto a otros cientos.
Colma fue convirtiéndose poco a poco en una Necrópolis de todos aquellos cuerpos que la gran ciudad no quería. El objetivo era claro: conseguir tierra urbanizable, y el problema esencial es que esa tierra «ya estaba habitada». Se profanó el sueño de los muertos.
Un dato que hemos de tener en cuenta, según nos explica la Legion of Honor Museum de San Francisco, es que se dejaron muchísimos «muertos por el camino». De vez en cuando, haciendo obras en la propia ciudad de San Francisco siguen apareciendo huesos. Se estima que los fallecidos de entre 1868 y 1902 no fueron trasladados y que serían cerca de 11.000 cuerpos. Aterrador, sin duda.
Sea como sea, los habitantes -vivos- de Colma están muy acostumbrados a que la mayor parte de su paisaje cotidiano, sean cementerios. Lo ven con normalidad, aunque ello no quita que de vez en cuando, seguramente, miren hacia el suelo preguntándose qué historia contarán todos esos habitantes subterráneos silenciosos, molestos tal vez por tanta profanación.
Ahora dinos…¿hay alguna historia similar en tu país? No dudes en darnos tu opinión y recordar nuestro siguiente artículo: Los misteriosos cementerios de buques gigantes.