Tal vez no sepas que tu móvil, y la mayoría de los aparatos tecnológicos tan básicos en nuestro día a día, contiene un mineral llamado Coltán. Se extrae del Congo, y es el culpable de un sinfín de muertes y guerras en este país debido a que es aquí donde se encuentra el 80% de su reserva.
El coltán o columbita, está compuesto por hierro, manganeso, biobio y tantalio. Se trata de un mineral esencial para fabricar determinadas partes de infinidad de aparatos electrónicos, un elemento que forma parte de los condensadores electrolíticos. Todos nuestros ordenadores, teléfonos e incluso las consolas de los aviones (también misiles y hasta centrales nucleares), disponen de este elemento indispensable y casi mágico. Pero casi todos nosotros desconocemos qué historia se esconde tras esa pequeña fibra de coltán instalada en nuestros aparatos, historias terribles de explotación humana, de guerras y asesinatos, con tal de disponer del control de las preciadas minas donde se extrae este mineral más apreciado que cualquier diamante.
El Coltán y su terrible precio
Seguramente conozcas la complicada situación económica y social del Congo. Situada en el corazón de África, se alza como uno de los países más pobres del mundo. Es probablemente uno de los rincones más convulsos del mundo, ahí donde son habituales los asesinatos, la corrupción y la lucha armada.
A pesar de disponer en sus minas del 80% del Coltán que existe en el mundo, su situación no ha cambiado en ningún momento. Algo así hubiera podido propiciar su riqueza y el progreso social, pero sin embargo, no ha sido así. Lo obtenido por la explotación de este mineral no se invierte en sanidad o educación, se utiliza para financiar guerras. Para invertir en gobiernos aún más corruptos dejando que el círculo vicioso se alimente así mismo sin permitir progreso alguno.
Bien es cierto que muchas empresas tecnológicas han intentado mejorar la vida en las minas de coltán, demandando que en ellas no trabajaran niños ni mujeres debido a las duras condiciones a las que son sometidos. Pero los trabajos están controlados por grupos armados donde es imposible acercarse o cambiar algo de lo establecido. Los niños son mano de obra barata, son perfectos para introducirse por los túneles y son muy solicitados para extraer el preciado Coltán. Nadie sabe cuántos niños han muerto ya en las minas.
Tal vez te parezca increíble, pero las rencillas por controlar la explotación de este mineral provoca innumerables ataques, asesinatos y también guerras. En 1998 se inició una que duró hasta 2003, un enfrentamiento donde fallecieron cerca de 3,8 millones de personas. Una violenta escisión entre hutus y tutsis donde los niños, además de ser mano de obra barata, se convirtieron también en soldados.
Es muy difícil acceder a estas zonas para averiguar cúales son las condiciones en las que se trabaja en la actualidad, pero se sabe que nada ha mejorado, que los problemas y las explotaciones siguen presentes día a día y momento a momento, con tal de extraer una diminuta pieza de Coltán que introducir en nuestros móviles de última generación.
Son muchos los proyectos que se han iniciado para encontrar otro elemento con el cual sustituir este mineral, sobre todo algo que resulte mucho más económico. Los productores saben que a largo plazo el Coltán terminará por extinguirse en el Congo, de ahí la necesidad de encontrar una alternativa.
Hasta entonces, la calamidad seguirá habitando en el Congo, mientras nosotros sigamos sin preguntarnos de dónde vienen esas piezas presentes en nuestro móvil. Incapaces de imaginar quizá todo lo que se esconde en todos estos aparatos…