Si consideras que puedes presentar algún tipo de trastorno auditivo, es fundamental valorar cuanto antes cuáles son los síntomas que pueden indicar este tipo de problemas. Así como también acudir a un centro especializado a que te revisen la audición y te realicen una valoración completa para poder diagnosticar y tratar cuanto antes este problema auditivo de manera eficiente.
Síntomas clave de los trastornos auditivos
Entre los síntomas y signos clave de la pérdida auditiva, encontramos problemas como la amortiguación del habla y de otros sonidos, los problemas para escuchar bien las consonantes, la dificultad para comprender palabras (sobre todo cuando existe ruido de fondo o entre multitudes) la necesidad de subir el volumen de la radio o de la televisión, el tener que pedir de manera frecuente a los demás que hablen más despacio, más alto o de forma más clara, el abstenerse a participar en algún tipo de conversación por no poder escuchar bien o el llegar a evitar diferentes entornos sociales.
De esta forma, es fundamental consultar cuanto antes a los profesionales si notamos algunos de estos síntomas o si tenemos una pérdida de audición repentina en un oído. También es importante comentar esta condición con nuestro médico si los problemas auditivos afectan negativamente a nuestra vida diaria. Es importante estar atentos a estos signos porque la pérdida auditiva relacionada con la edad sucede de manera gradual, con lo que es posible que no la notemos al principio.
Cómo se diagnostican los trastornos de la audición
Del mismo modo, como nos han explicado los expertos en audición de AudicostAudifonos,el diagnóstico de los trastornos auditivos dependerá en gran medida de la edad de cada paciente.
En el caso de los recién nacidos, es importante realizarles pruebas de audición para la detección precoz de la sordera. Los signos que pueden indicar que un bebé padece una deficiencia auditiva son que no gire la cabeza al escuchar sonidos familiares, que parezca excesivamente tranquilo, que no se asuste ante los ruidos fuertes, que no imite vocalizaciones de los adultos o que no sepa articular palabras simples con un año de vida.
En el caso de los niños, algunos signos que pueden indicar este problema son que sean muy distraídos, que no se entiendan las palabras que emiten, que no obedezcan a órdenes sencillas, que se aíslen de otros niños o que no muestren un lenguaje maduro teniendo en cuenta su edad.
En el caso de las personas adultas, es posible que al principio sea complicado detectar la pérdida de audición porque se trata de un proceso gradual y los primeros síntomas son complicados de reconocer, ya que suelen atribuirse a causas externas. Entre estos síntomas encontramos la dificultad para escuchar susurros o sonidos bajos, la dificultad para comunicarse en grupo, el solicitar la repetición de palabras en las conversaciones, los problemas para percibir los sonidos agudos o graves o la dificultad de comunicación en ambientes ruidosos. También son signos de este tipo de problemas la necesidad de concentración para seguir una conversación o que los propios amigos y familiares del usuario reseñen que existe una pérdida de audición.
Principales técnicas de diagnóstico para los trastornos auditivos
Las pruebas o diferentes técnicas de diagnóstico existentes están especialmente diseñadas para saber cuánto y cómo oímos. Encontramos las pruebas subjetivas y las pruebas objetivas.
Las pruebas de diagnóstico subjetivas son las que requieren de la colaboración del paciente para medir su nivel de audición. Encontramos las audiometrías conductuales, que analizan la respuesta al sonido y el funcionamiento de todas las partes del oído. El peep-show, una técnica que se basa en el uso de juguetes o de instrumentos de frecuencia conocida a determinada intensidad para evaluar la audición infantil. La audiometría tonal liminar que permite revisar la respuesta de los pacientes a determinados sonidos y que puede realizarse a partir de los cuatro años. La audiometría verbal y las pruebas supraliminares, que están diseñadas para saber si se trata de una pérdida neurosensorial coclear o retrococlear.
Por otro lado, encontramos las pruebas objetivas. Estas pruebas permiten evaluar la audición sin la colaboración del sujeto, con lo que pueden realizarse incluso si los pacientes están dormidos, siendo aptas para los bebés. Encontramos la prueba del reflejo estapedial, la impedanciometría, las otoemisiones acústicas, los potenciales evocados auditivos de tronco cerebral, los potenciales de estado estable y la tomografía por emisión de positrones. Además, encontramos la prueba de Weber, que compara las vías óseas de ambos oídos y la prueba de Rinne, que compara la audición por vía aérea y por vía ósea.
A partir de la realización de este tipo de pruebas es posible identificar los diferentes trastornos de la audición que puede padecer una persona y valorar diferentes soluciones para mejorar su audición y disminuir sus problemas.
Algunas de las soluciones más utilizadas son los audífonos, que pueden resultar interesantes si la pérdida auditiva se debe a un daño en el oído interno. En estos casos, es clave que un audiólogo analice nuestro tipo de pérdida auditiva y nos recomiende, como podemos ver en este artículo, las mejores soluciones para nuestro tipo de pérdida auditiva. Dependiendo del grado de pérdida auditiva con el que contemos y de nuestro estilo de vida, podremos encontrar alternativas de audífonos mejor o peor adaptados a nuestras necesidades.
Asimismo, los implantes cocleares serán la mejor alternativa para solucionar los problemas de pérdidas auditiva más graves en los que los audífonos convencionales no pueden ayudarnos de manera completa. Los implantes cocleares se diferencian de los audífonos en que los segundos amplifican el sonido y lo dirigen al interior del conducto auditivo, mientras que los implantes de cóclea evitan las partes del oído interno dañadas o que no funcionan estimulando de manera directa el nervio auditivo.