Un grupo de científicos del Instituto Salk de Estudios Biológicos (California, Estados Unidos), inoculó con éxito un embrión de cerdo con células humanas, creando un híbrido de humano y cerdo en un experimento que podría revolucionar los trasplantes de órganos en un futuro cercano.
Crean el primer embrión híbrido de humano y cerdo
Una quimera era un monstruo de la mitología griega con la cabeza de león, el cuerpo de cabra y cola de dragón o serpiente; una palabra para un animal imposible, aunque ahora la biología le haya dado una nueva connotación al experimentar creando híbridos entre especies que usualmente no se combinarían.
La revista Cell publicó un estudio realizado por un equipo de investigadores, coordinado por el bioquímico español Juan Carlos Izpisúa Belmonte, en el que se insertaron células madre humanas en 150 embriones de cerdo, y éstas se desarrollaron con éxito en la formación de órganos como el corazón y el hígado. El experimento dio como resultado fetos con una célula humana por cada 10.000 de cerdo, formando en teoría lo que podría considerarse como un híbrido imposible, una quimera.
Esta línea de investigación en el Instituto Salk fue iniciada por Izpisúa y su equipo en 2015, cuando insertaron células madre de ratas en embriones de ratones de laboratorio. La decisión de trabajar con animales más grandes, como el cerdo, se hizo pensando en la posibilidad de desarrollar órganos que puedan ser utilizados en trasplantes humanos.
El objetivo al que apunta esta investigación es la de desarrollar órganos humanos en especies similares, como el cerdo, que puedan actuar como anfitriones, para cubrir así la demanda de trasplantes que actualmente sobrepasa la oferta que intentan suplir los donantes voluntarios de órganos (sólo en Estados Unidos mueren 22 personas diariamente esperando por un trasplante de órgano). Este embrión híbrido de humano y cerdo es sólo el primer paso.
Con el desarrollo de órganos humanos en otros animales se evitarían las implicaciones éticas de hacerlo con clones humanos, pero habría que considerar otras variables éticas y biológicas, como si no estaríamos vulnerando los derechos de otros animales superiores (que igual nos comemos), y si no estaríamos creando condiciones para el surgimiento de nuevos virus y bacterias mortales.
«La idea de tener un animal que nace de la composición de las células humanas” –declaró Izpisúa al diario The Guardian– “crea algunos sentimientos que necesitan ser tratados».
Aunque tal vez sea muy temprano para preocuparse, pues estos estudios se encuentran en una fase inicial. Este trabajo además ha servido para comprender un poco más cómo se forman los órganos y se desarrollan algunas enfermedades; en palabras de Izpisúa:
“En el proceso estamos obteniendo una mejor comprensión de la evolución de las especies, así como de la embriogénesis humana y de la enfermedad, que es difícil conseguir de otra manera”.
En un futuro no muy lejano, cuando te digan que alguien es un cerdo, quizás te estén hablando de una quimera, y no de una persona desagradable.
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