Ya se trate de los tonos profundos de color magenta o los ligeros del clavel, el color rosa es, para bien o para mal, asociado con la feminidad. Esto no siempre fue así. De hecho, una vez fue todo lo contrario.
El rosa para los chicos
En 1918, un artículo de una publicación comercial denominado «Departamento Infantil de Earnshaw», declaró que, teniendo en cuenta que este color deriva de rojo, «El rosa es para los niños, y el azul para las niñas. La razón es que el rosa, al ser un color más fuerte y decidido, es más adecuado para el niño, mientras que el azul, que es más delicado y exquisito, es más bonito para la niña «.
Una encuesta de 1927 realizada por la revista Time mostró que los grandes almacenes estaban totalmente perdidos a la hora de recomendar colores en función del género. Algunos preferían el rosa para niños y azul para las niñas, mientras que otros decían todo lo contrario. «Parece, entonces, que no hay una opinión unánime en los Estados Unidos sobre rosa y el azul» concluía el artículo.
Así que, ¿cuando se abrió la brecha entre estos dos colores?
Hasta cierto punto, el cambio ocurrió después de la Segunda Guerra Mundial. Concretamente cuado la esposa del entonces presidente de los Estados Unidos, Dwight Eisenhower, apareció en el baile inaugural con un impresionante vestido realizado en tafetán rosa adornado con 2.000 cristales y unos guantes largos del mismo tono. Que el rosa era el color preferido de la Primera Dama no quedó en una anécdota. «La feminidad quedó envuelta en rosa, y lo mismo hicieron el resto de los productos, desde champús a la moda de lujo.»
De hecho, los años 50 y 60 están llenos de momentos rosa: Desde el traje Chanel de color fresa que Jackie Kennedy llevaba el día que JFK fue asesinado, al vestido sexy color rosa de Marilyn Monroe en «Los caballeros las prefieren rubias».
Pero en cualquier caso, cuando nos fijamos en el panorama general, podemos observar que la tendencia de que «el rosa es para las niñas» es en realidad bastante reciente.