Mientras que las cucharas y los cuchillos han convivido con el ser humano desde hace siglos, los tenedores, por su parte, son un utensilio mucho más reciente. Las cucharas, por ejemplo, son uno de los utensilios para comer más antiguos del planeta, que ya utilizan en la Antigua Grecia, aunque no se tiene evidencia documentada hasta 1259. Por su parte, los cuchillos se han utilizado tanto como arma como para comer desde tiempos prehistóricos.
Sin embargo, el tenedor es muy posterior. Y mucho ha tenido que sufrir para ser aceptado en sociedad. Hubo un tiempo en el que incluso se consideraba un sacrilegio usarlos. Y si se pusieron de moda fue porque comer con las manos después de… mejor sigue leyendo, y descúbrelo.
Primeros utensilios
Aunque han existido técnicamente desde la antigüedad, los primeros utensilios parecidos a los tenedores tenían apenas dos dientes y se usaban principalmente para cocinar y servir los alimentos. Dedos, cucharas y cuchillos seguían siendo las opciones más populares a la hora de comer.
Algunos de los primeros tenedores conocidos aparecieron en el Antiguo Egipto. Se sabe también que la cultura Qijia (2400-1900 a.C.), que residía en parte de la actual China, también usaba una especie de tenedor. Un par de miles de años más tarde, la popularidad del tenedor en el mundo occidental se extendió a través de la Ruta de la Seda en Venecia.
Tenedores contra cristianos
Una de las pruebas más antigua de la existencia del tenedor fue registrada en Venecia en el sigo XI, por la historia de la boda de una princesa bizantina con un noble veneciano. Ella, supuestamente, trajo tenedores de oro como parte de su dote.
Al parecer, se montó un buen escándalo. Los venecianos, temerosos de Dios, vieron en esos instrumentos con puntas unas terribles monstruosidades un desaire contra el mismo Dios, y lo consideraron un insulto, pues él había dotado al hombre con dedos para comer. Cuando la princesa murió dos años después de una enfermedad degenerativa misteriosa, muchos pensaron que lo que había sufrido era un castigo por su soberbia y sus excesos percibidos. Y es que la señora, no contenta con usar tenedor, también gustaba de comer con servilleta. Parece que este estigma hacia el uso del tenedor se extendió al mundo occidental durante varios siglos.
Moda italiana en París
La popularidad del tenedor comenzó a crecer durante el siglo XVI, ya que lo puso de moda una pionera italiana de excepción: Catalina de Médicis después de su matrimonio con Enrique II de Francia. Ella ayudó a popularizar el tenedor, así como la pasta, el aceite de oliva, o la separación de lo dulce y lo salado, entre otras cosas. Y como lo decía una italiana en pleno Renacimiento, los franceses lo asimilaron con gran gusto.
El tenedor también se hizo más popular cuando ideales de higiene empezaron a cambiar. También empezaron a tenerse en cuenta detalles higiénicos como usar la mano para limpiarse la nariz en vez de utilizar el mantel. La verdad es que usar las manos para comer después de semejante acto no parece muy higiénico. De esta manera, los que se empezaron a preocupar por la higiene de lo que metían en sus cuerpos comenzaron a ver el uso del tenedor con buenos ojos.
Y llegó la revolución industrial: Tenedores para todos
Llegado el siglo XVIII, tenedores eran cada vez más utilizados, especialmente entre la alta sociedad. No fue hasta un siglo más tarde, durante el período de industrialización, cuando las clases baja y media comenzaron a usar también el tenedor. Por entonces, los tenedores empezaron a superar la popularidad de los cuchillos como elemento de cubertería, lo que dio lugar a una gran abundancia de modelos.
Hoy en día, dependiendo de la necesidad, un conjunto de cubiertos puede contener cinco tenedores.