¿Es eso posible, que podamos tener ADN de otros humanos en nuestro propio cuerpo? No, no estamos contándote el guión de una película de ciencia ficción, hablamos de una realidad mucho más común de lo que pensábamos.
Acompáñanos a descubrirla.
¿Puede nuestro cuerpo contener ADN de otros humanos?
Peter Kramer y su colega Paola Bressan, de la Universidad de Padua, en Italia, están investigando un fenómeno que han dado en llamar “microquimerismo”. Y, aparentemente, el carácter de “fenómeno” no sería tal, ya que la incidencia en los seres humanos es bastante alta, más allá de lo que podamos imaginar.
Ahora bien, ¿qué es eso de microquimerismo? Comencemos por definir el término de quimera; en la mitología griega, era un monstruo imaginario que tenía cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón, que además vomitaba llamas. En otras palabras, una mezcla de varios seres distintos en un mismo cuerpo. Si aplicamos la palabra microquimerismo a la condición humana, tendríamos que es la presencia en nuestro organismo de un pequeño número de células provenientes de otro individuo y, por lo tanto, diferentes genéticamente de nuestras propias células. Así, surge algo muy extraño: ¿es que no somos únicos, nuestro componente genético contiene otras cosas, además de los genes de nuestros padres?
La respuesta es un sorprendente y rotundo SÍ, somos muchos dentro de nuestro cuerpo. No te preocupes, no padeces esquizofrenia ni necesitas un exorcismo, tan sólo es un novedoso campo de estudio que se ha abierto tanto a la ciencia genética como a la psicológica, en donde hay registros de que nuestro ADN se puede mezclar, y de hecho lo hace, con el ADN de otros humanos, e inclusive de parásitos y microbios. Pero, ¿cómo sucede?
Si bien aún se sabe poco sobre el tema, la hipótesis sospechada es que podemos recoger ADN de otros humanos mientras somos fetos y estamos en el útero materno, o entre gemelos intercambiando información genética a través de diversos órganos (hígado, cerebro, etc.) o incluso de un hermano mayor que haya dejado su ADN en las células de nuestra madre.
Resulta un tanto chocante por lo increíble, ¿no es cierto? En busca de mayor información se realizó una investigación en 63 madres, y se observó que muchas tenían células masculinas en sus cerebros.
Ante tal situación, los investigadores han asomado ciertas teorías, en las que se explicaría que cuando una mujer está embarazada, es posible que células del bebé pasen a su organismo a través de la placenta. Como dato curioso, observaron que este hecho parecía disminuir la posibilidad de que en un futuro la madre desarrollase Alzheimer, aunque no han dado con una explicación satisfactoria o plausible. Sin embargo, algunos científicos han comenzado a preguntarse si acaso estas células “ajenas” pueden influir en la mente de la mujer durante el embarazo.
En el mencionado estudio se encontraron con unos pocos casos muy extraños, en los que consiguieron células masculinas en mujeres que nunca habían estado embarazadas o dado a luz. En estos casos, el ADN posiblemente se transfirió por un hermano mayor a la madre, y posteriormente a ella.
De hecho, cada vez hay más evidencias de que durante el embarazo se dan casos en que el óvulo es fecundado por dos espermatozoides, pero por alguna razón sólo uno sobrevive y absorbe entonces todas las células del otro. Literalmente, hay dos personas en una.
Kramer apunta que no somos individuos unitarios, sino más bien súper organismos en los que conviven múltiples materiales genéticos que determinan nuestra manera de ser, nuestro comportamiento y nuestra identidad.
Estamos ante un tema apasionante, sin duda alguna, y con todas las posibilidades abiertas para investigar. Mientras más datos se recogen del ser humano, menos podemos estar seguros de nuestras certezas, ¿no crees?
Te invitamos a que te quedes con nosotros un ratito más y leas ADN en el espacio: resultados inesperados.