Hay animales que como una maldición bíblica infestan los hogares o las cabezas de los seres humanos. Hormigas, chinches, piojos…la convivencia con ellos es imposible y desde siempre hemos tratado de acabar con ellos en nuestras casas. Los odiamos, intentamos erradicarlos de nuestras vidas, pero pocas veces nos interesamos por ellos. Unos científicos de la Universidad de Tulsa en Oklahoma lo han hecho. Han estudiado unos insectos que suelen ser parasitarios de los seres humanos y habitar en sus camas, las CHINCHES de cama.
Origen del estudio
Como debéis imaginar, la investigación no era totalmente altruista. Las chinches fueron erradicadas prácticamente durante la década de los 40/50. Los países desarrollados utilizaron fuertes insecticidas, como por ejemplo el DDT, y consiguieron librarse de ellos.
El problema es que hace aproximadamente 15 años, estos insectos volvieron a infestar casas, bloques y casi poblaciones enteras. ¿Qué había ocurrido? De esa pregunta surge el estudio científico, y lo primero que hicieron fue investigar el ADN de las chinches. Ahí es donde detectaron una mutación que hace al 90% de las chinches resistentes a los pesticidas habituales. Ese es el motivo de que hayan vuelto y ahora sea tan difícil acabar con ellas. Pero eso no fue todo, a raíz de este análisis de ADN descubrieron de dónde venían las chinches de los humanos.
De dónde vienen las chinches
Estos insectos eran, hasta hace aproximadamente 250.000 años, parasitarios de los MURCIÉLAGOS. Cuando los primeros humanos pasaron a vivir en cuevas, en las que había murciélagos, los chinches encontraron un nuevo huésped del que extraer la sangre que necesitan para vivir. Y ahí empezó esta molesta convivencia.
Las chinches de los murciélagos y los de los humanos han seguido caminos diferentes en su evolución, de tal manera que se cree que en un futuro formarán una especie nueva. Actualmente si cruzas chinches de humanos con las de murciélago sus crías son mucho menos fértiles. Los científicos siguen investigando y esperan encontrar una solución.
Las chinches, cual pequeños vampiros, se alimentan de tu sangre mientras duermes. No suelen transmitir enfermedades, pero si producen reacciones alérgicas y molestas ronchas. Se reproducen de una forma increíble, una sola hembra podría infestar un edificio entero y además se ha comprobado que sus relaciones endogámicas no las perjudica en absoluto.
La convivencia con las chinches fue plasmada ya en la literatura griega clásica, lo mismo que en la egipcia y posteriormente en la medieval y en los años 90 se encontró el fósil de una chinche de cama de hace más de 3.500 años.
Como hemos dicho, esperemos que la comunidad científica encuentre una solución y dejemos de ser el banquete nocturno de estos insectos.
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