Imagina el lecho marino. Justo en las más oscuras profundidades, en ese barro oscuro y frío. Imagina ahora una súbita descarga eléctrica que se extiende kilómetros y kilómetros en esos abismos, mediante un misterioso «cableado». ¿Cómo es posible? ¿Han iniciado quizá las todo poderosas industrias de energía, su conquista en los medios marinos?
En absoluto. Existen impulsos eléctricos reales en nuestros océanos originados por entidades vivas. Por bacterias tan primitivas como interesantes. Te invitamos a descubrirlas con nosotros…
La «diminuta» red eléctrica submarina
El hallazgo se debe a un grupo de investigadores de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, un estudio publicado en la revista «Nature» y al alcance de todos nosotros. Aunque es posible que algo así no te sorprenda, dada la fascinante complejidad del mundo de las bacterias en los medios marinos.
Los organismos responsables de emitir esta carga de energía en el mar, son bacterias filamentosas, entidades vivas portadoras, efectivamente, de una pequeña carga eléctrica. Fueron estos científicos daneses quienes observando durante un tiempo el lecho marino, y analizando sus lodos a nivel de laboratorio, se dieron cuenta de que, en efecto, emitían pequeñas descargas.
Pero, ¿en qué cantidad? Te preguntarás. Pues una bacteria puede por ejemplo transferir electrones a un centímetro de distancia. Algo sin precedentes, ya que sobrepasa 10.000 veces su propia longitud.
Este hallazgo les llevó a estudiar con mayor detalle el comportamiento de estos organismos en su medio. Se sabe que en sus medios naturales llegan a formar estructuras muy sólidas, juntándose unas con otras para ser efectivas conductoras de electricidad. Y más aún, si los científicos les ponían un delgado alambre encima, la corriente se interrumpía, como quien de pronto rompe la red eléctrica. Fascinante, sin duda.
A nivel de microscopio, estas bacterias tan especiales tiene una forma alargada, como un cabello humano. Son multicelulares, muy antiguas y hasta hace poco, desconocidas. Su interior también alberga detalles increíbles, disponen de pequeños cables delimitados por una membrana, que les hace funcionar como un auténtico cable eléctrico.
Imagina ahora que, en lugar de acumularse todas en un metro cuadrado como suelen hacer, se disponen una al lado de otra. De ser así, todo el fondo marino dispondría de un auténtico cableado eléctrico. Aunque a día de hoy, se limitan a formar «pequeños nódulos».
Pero ¿de qué les sirve a estas bacterias el disponer de electricidad? Muy sencillo. Les aporta energía. Si se colocan unas muy cerca de las otras, se reparten y se trasmiten oxígeno, además de electrones para originar determinadas reacciones químicas con las cuales, sobrevivir.
Como puedes imaginarte los científicos están frotándose las manos, imaginando ya qué aplicabilidad puede sacarse de estos fascinantes organismos vivos. El futuro nos dirá qué va a ser de ellas…
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