La famosa frase «Dios ha muerto» fue dicha por el filósofo alemán del siglo XIX, Friedrich Nietzsche, originalmente en su libro La gaya ciencia. Nietzsche era un gran ateo y, sobre todo, Nihilista, el pensador que dio origen al Super-hombre, no como un individuo de fuerza sobrehumana ni superpoderes especiales, sino como un hombre que habría superado las contingencias psicológicas de su época y, por lo tanto, sería capaz de ver más allá de lo que cualquier hombre ha visto. Un hombre que no sabemos si está cerca, si ya habrá llegado o si, por el contrario, nos estamos alejando cada vez más de él, pero que Nietzsche vaticinaba para el futuro de la humanidad, en caso de que no fuera un hombre aventajado a todos los demás, como él mismo se consideraba.
La frase no es originalmente de Nietzsche, un bibliófilo apasionado la habrá encontrado primero tanto en La fenomenología del espíritu, de Hegel, como en Los Hermanos Karamazov, de Dostovieski. Sin embargo, es en Nietzsche donde la frase cobró importancia, pues antes de él la expresión implicaba el caos, el desastre o la decadencia de la cultura humana, pero en Nietzsche, tal como a él le encantaba hacer, la frase es transmutada, cobra una nueva significancia, un sabor distinto, lo suficientemente importante como para que se le atribuya a él, y no a sus predecesores.
Pero, ¿qué quería decir Nietzsche? ¿Si Dios ha muerto, no quiere decir que estuvo vivo en algún punto? ¿Y quién lo mató? ¿Y cómo, tratándose de un ser omnipotente? ¿Y si él era ateo, no era una contradicción decir que había muerto un ser en el que él, desde un principio, no creía? ¿Cuál es, entonces, el significado oculto detrás de la frase? ¿Qué nos quiso decir el autor de tan enrevesados aforismos? Hoy, en Supercurioso, nos proponemos dar respuesta a estar preguntas, y te animamos también a consultar esta recopilación de Frases de Nietzsche.
¿Qué quiso decir Nietzsche con la expresión «Dios ha muerto»?
«Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado. ¿Cómo podríamos reconfortarnos, los asesinos de todos los asesinos? El más santo y el más poderoso que el mundo ha poseído se ha desangrado bajo nuestros cuchillos: ¿quién limpiará esta sangre de nosotros? ¿Qué agua nos limpiará? ¿Qué rito expiatorio, qué juegos sagrados deberíamos inventar? ¿No es la grandeza de este hecho demasiado grande para nosotros? ¿Debemos aparecer dignos de ella?», escribía el alemán en La gaya ciencia (1882). Ahora, ¿qué quiere decir con esto?
Nietzsche era, aunque en un principio de familia creyente, profundamente ateo. El joven alemán se debía a sí mismo casi toda su formación filosófica, como autodidacta, y dentro de su ateísmo no cabía, por supuesto, la existencia de Dios. De lo contrario hubiese sido un oxímoron, cuando no una estupidez. Entonces, ¿por qué decretó, no una sino varias veces, la muerte de Dios? ¿Y qué quiere decir cuando dice «Nosotros lo hemos matado»?
Pues bien, los grandes lectores de Nietzsche parecen coincidir en que se trata de una metáfora, cosa no extraña para alguien que escribía filosofía desde una técnica literaria, y que usaba cualquier recurso retórico que tuviese a mano para aderezar sus textos, ricos en ideas tanto como en belleza literaria. Ahora bien, ¿qué quería indicar esta metáfora? Hay dos principales vertientes: la primera indica que Dios, el dios que los humanos se han creado a sí mismos, a su imagen y semejanza, ha muerto en manos de sus creadores por la pérdida de la fe, por el declive de la creencia verdadera y genuina en dios, y que, por lo tanto, son sus mismos creadores, los hombres, quienes le han dado la estocada final.
Por otro lado, hay una segunda vertiente en la cual suelen estar más confiados los estudiosos del alemán, y esta dice que Dios ha muerto, pues ya no es el principal dador de valores morales de los hombres, sino que ahora los individuos buscan sus pautas morales y éticas en otros lados, lo que significa un claro declive de la religión cristiana y, al menos para Nietzsche, la muerte de Dios: la incapacidad misma de Dios de actuar como origen del código moral de los seres humanos y que, por lo tanto, los mismos humanos ya no son capaces de en cualquier orden cósmico.
Claro que estas dos vertientes no son irreconciliables entre sí, sin embargo hay quienes mantienen una cosa sin sostener que por ello la otra esté necesariamente dada. Pero el hecho es que «Dios ha muerto» no significa, para Nietzsche, la literal agonía del salvador supremo, sino el declive de la fe y los valores morales cristianos, cada vez menos presente en quienes la profesan, y con el declive de la fe el declive de la misma idea de Dios y, por lo tanto, su muerte a manos de nosotros, los hombres.
Terminamos aquí nuestra aproximación a la interpretación de la frase «Dios ha muerto». Antes de despedirnos, te animamos a que nos dejes un comentario comentándonos tus impresiones. ¿Con qué interpretación estás tú de acuerdo? ¿Qué significa para ti que Dios ha muerto? Compártelo con nosotros. Te leeremos con interés.