Seguro que en tu familia o entre tus amigos hay alguien que predice el tiempo en virtud de si le duelen los huesos, una antigua cicatriz o una vieja fractura. Quizá te ocurra a ti mismo y te hayas preguntado ¿Por qué duelen los huesos cuando va a llover?
¿Por qué duelen los huesos cuando va a llover?
Lo que parecía casi una superstición o cosa de viejos ha sido estudiado por la ciencia y ésta ha resuelto que sí, es normal que duelan los huesos cuando va a llover. La explicación que dan los expertos, reumatólogos y traumatólogos, es básicamente la misma: la culpa la tiene la variación de la presión atmosférica. Dicen además que las personas artrósicas son las que más se ven afectadas por esos cambios de presión y las que padecen artritis, suelen notar las bajadas de temperatura.
La explicación es sencilla; entre las articulaciones existen unas bolsitas llamadas cápsulas articulares en las que reside el líquido sinovial. Este líquido tiene la función de ejercer como amortiguador entre los huesos que forman las articulaciones. Al bajar la presión atmosférica, este líquido se expande ligeramente. Si nuestras articulaciones están en perfecto estado no notaremos nada, pero si están desgastadas o dañadas esta expansión puede presionar nervios o zonas que estén irritadas y provocarnos dolor.
Este mismo efecto de expansión es el que hace que nos duelan las cicatrices. Al bajar la presión exterior los tejidos del cuerpo humano tienden a expandirse; si todo está sano no habrá problema, pero en el caso de las cicatrices, ese tejido está endurecido y no es flexible, por lo que este pequeño estiramiento puede causarnos dolor.
El dolor de cabeza que sienten algunas personas cuando va a llover, también tiene su explicación en ese fenómeno atmosférico. Los vasos sanguíneos se dilatan o se contraen ligeramente según varíe la presión y lo que a unas personas no les afecta, a otras puede causarles una migraña insoportable.
En general se puede afirmar que la dilatación de los líquidos corporales causada por la bajada de presión atmosférica, que ocurre cuando va a llover, es la causante del dolor. Estos líquidos expandidos, en contacto con partes de nuestro cuerpo que están desgastadas o que anteriormente habían sufrido daños, provocan unas molestias dolorosas en las zonas afectadas. También se ha comprobado que la humedad del ambiente altera los umbrales del dolor.
Como veis, lo que parecía una cosa de viejos tiene una base científica real. A partir de ahora, si os duele algo cuando va a llover podréis presumir de saber más que los meteorólogos.
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