Imagina que estás en tu puesto de trabajo que es una peluquería. Entra un hombre y solicita que le cortes el cabello. Pero, tras unos minutos, este hombre te arrebata las tijeras y te increpa que ese es su medio de vida y que no se lo puedes arrebatar.
Tu cara de incredulidad no tendría precio. Pero esto mismo es lo que pasó a un hombre en el año 1998 que, según la revista científica Medical Science Monitor, trataremos como PA.
Un grave accidente de tráfico
Un accidente de tráfico fue lo que cambió la vida de PA junto con su mujer, que con el coche acabaron estrellados contra un árbol. El golpe fue tan fuerte que mientras que su mujer sólo sufrió heridas leves, él padeció varios traumatismos en la cabeza.
Tras estar en coma 63 días y con amnesia postraumática otros 98 días, PA se despertó sin reconocer a ninguna persona de las que estaban a su alrededor. ¿Cuál fue el motivo de alerta máxima? Cuando empezó a comportarse como otras personas y objetos que tenía a su alrededor.
Esto no duraba mucho tiempo. Menos de dos horas era lo que tardaba en cambiar a otra personalidad, a otra forma de pensar… Los médicos vieron su comportamiento extremadamente raro y descubrieron que padecía el síndrome de la identidad prestada.
El síndrome de la identidad prestada
PA sufría el síndrome de la identidad prestada, un nombre inventado para esta afección de la que nunca se había conocido otro caso. Podríamos confundir esta enfermedad con el trastorno de identidad disociativo, pero en este caso, la personalidad depende de quien esté frente a nosotros. PA adoptaba aquella personalidad que tenía más cerca.
Como ocurrió con la peluquera, PA creía que le había robado su puesto porque adoptó la persona de la peluquera. Igualmente, ocurrió posteriormente con un pintor y con un sacerdote. PA era muy cambiante.
Sin esperanzas de recuperación
Se descubrió que PA sufría una enfermedad degenerativa que no era fruto del accidente. Una demencia frontotemporal fruto de una degeneración celular. Pero esto nunca se asoció al síndrome de identidad prestada que padecía.
Tras los continuos tratamientos, periodos de observación, rehabilitación… PA no logró recuperar su sentido de la identidad. Esa identidad que todo tenemos y que resultaría terrible perderla, como le pasó a este hombre.
Aún hoy en día, no sabemos nada de este hombre. Un accidente que le cambió la vida a él y a toda la familia. Un accidente que le arrebató una identidad que, probablemente, aún hoy no le ha sido devuelta.