¿Quién fue el mayor amante de la historia? ¿Es posible que un hombre llegue a tener, nada más y nada menos que, 600 hijos repartidos en varias capitales del mundo? Sí, lo es. Y no fue Casanova. Tampoco un actor, ni un afamado cantante acostumbrado a viajar por todo el mundo. Nada parecido a lo anterior. Su nombre era Bertold Weisner y era doctor. Un afamado médico que en los años 40 disponía de una reputada clínica en la city de Londres.
¿Quieres más pistas? Era un experto en fertilidad.
Una clínica de fertilidad con técnicas muy «especiales»
La clínica de fertilidad Barton Clinic era una de las más distinguidas de la capital británica. Fue pionera en su tiempo y adquirió una fama considerable desde su primer año, cuando el doctor Bertold Weisner ayudó a decenas de mujeres a cumplir el sueño de poder formar una familia. Abrió en los años cuarenta y, a lo largo de treinta años, permitió que innumerables parejas lograran tener descendencia gracias a nuevas y revolucionarias técnicas de fertilidad.
El Dr. Weisner, de origen austriaco, era considerado una eminencia en su campo y había estudiado en numerosas universidades las nuevas teorías de la época en materia de concepción, con el fin de dar respuesta a todas aquellas mujeres que, en aquellos días, no podían dar a luz y ansiaban más que nada tener un hijo. Puesto que la suya era una clínica reputada y orientada, en especial, a la clase alta, muchas parejas acudían a él para poder tener ese ansiado heredero de la fortuna familiar.
La técnica que utilizaba el doctor Weisner era la inseminación artificial. De ahí que se valiera, básicamente, de donaciones anónimas de caballeros que, previamente, debían pasar unas pruebas muy exquisitas para ser los candidatos idóneos. Los necesitaba con unas aptitudes muy especiales: un cociente intelectual superior a la media.
Obviamente tanta «exclusividad» conseguía que, a lo largo del año, fueran muy pocas las donaciones que recibía el doctor Weisner. Sin embargo, la demanda era cada vez más y más elevada. Al ser pionero en aquella técnica, su reputación se extendió y llegaron a venir parejas de distintos países. No obstante, las fecundaciones seguían realizándose con total normalidad, a pesar de las escasas donaciones de muestras que recibía la clínica. ¿Cómo podía ser? ¿Dónde estaba la magia?
El hombre con 600 descendientes
Hace muy poco que se ha caído en la evidencia: las donaciones, en su mayoría, eran del propio Bertold Weisner. De hecho, se calcula que de las más de 1.500 intervenciones que realizó para dejar embarazadas a las pacientes -según registros de los que se disponen a día de hoy-, unas 600 podrían haber sido realizadas con el propio esperma del avispado doctor austríaco.
¿Cómo se ha llegado a este descubrimiento? Te preguntarás. Bien, las alarmas han sonado después de que dos hombres que iban en busca de sus raíces se encontraran entre sí. El británico David Giollancz y el canadiense Barry Stevens descubrieron que eran hermanos y que sus madres habían ido a la misma clínica. Ambos compartían un parecido asombroso con las fotografías que se conservan del doctor Weisner, fallecido en 1972.
A partir de entonces, se siguió investigando a todas las personas concebidas entre los años 1943 y 1967, cuyas madres fueron pacientes de la clínica Weisner. ¿Resultado? El ADN de casi 40 % de los casos coincide con el del afamado doctor. Todos son vástagos del director y médico de la clínica londinense de fertilidad.
El doctor Bertold Weisner falleció en 1972 a la edad de 70 años. Una lástima porque quedan aún muchas preguntas que contestar, muchas aspectos que todos sus hijos desearían resolver.
Lo más curioso de todo esto es que su esposa, la señora Mary Barton, nunca supo nada de las donaciones «altruistas» de su señor esposo.
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