Le debemos mucho al legado de H.P Lovecraft, gracias a él disfrutamos de esos relatos, de esas novelas de un terror cósmico habitado por extraños dioses atávicos, seres de otros mundos, y también, de antiguas criaturas más viejas que el tiempo escondidas en nuestro planeta. Seres latentes cubiertos por enigmas que solo las mentes más hábiles, pueden lograr invocar mediante conocimientos olvidados por muchos.
Tan vasto legado, fue nutrido en realidad por más de una mente, por todos aquellos a los que llamaron el «Círculo Lovecraft», aunque la suya, fue siempre ese cerebro central al que quizá, le gustaba demasiado el recogimiento y la soledad, de ahí que todos estos colaboradores lejanos, nombres conocidos en la actualidad por todo amante de la literatura fantástica, fueran un estímulo y un apoyo diario en su vida. Además, gracias a ellos se evitó que el nombre de Lovecraft cayera en el olvido y en los abismos de la oscuridad.
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El legado del Círculo Lovecraft
La personalidad de H.P Lovecraft fue siempre algo reservada. Enfermizo, muy sensible a las diferencias de temperatura, amante del estudio y la soledad, nunca estableció demasiadas relaciones sociales fuera de los muros de su casa de Providence. Sin embargo, se sabe que su correspondencia era continua, frenética casi. A través de esta actividad epistolar se alzó como líder de un grupo de escritores realmente singulares. Todos ellos eran amantes de la ciencia-ficción, de la historia, de la fantasía épica, admiraban a Lovecraft, su obra y los saberes olvidados, la antropología y todo conocimiento extraño con el que nutrir esas mentes inquietas que iban más allá de la ciencia y de lo observable.
Se dice, de hecho, que gracias al legado que dejó Lovecraft y todos estos autores, pudo constituirse ese subgénero llamado «horror cósmico«, ahí donde el terror iba ya más allá de lo tradicional, para ahondar ya en conceptos más racionalistas dejando a un lado el clásico romanticismo del siglo XIX. Los mundos perdidos y antiguos enigmas de otras esferas, llegan a la mente de unos protagonistas, que casi siempre son ávidos lectores y sabios de historias antiguas. Como el propio Lovecraft, como este soñador compulsivo de Providence, que tuvo siempre el apoyo y la amistad, de otros escritores a los que nunca conoció en persona.
Hablemos de alguno de ellos, de alguno de los componentes más famosos del Círculo Lovecraft:
- Robert Ervin Howard: estamos seguros de que lo conoces. Basta con pronunciar el nombre de «Conan el Bárbaro» para hacernos una idea de la trascendencia de este escritor extraordinario. Cultivó como nadie el género de la fantasía épica, así como el terror. Era el mejor amigo de Lovecraft, y aunque nunca se conocieron en persona, ambos se inspiraron, aprendieron el uno del otro y cultivaron una amistad muy intensa. Como curiosidad te diremos que dentro del Círculo Lovecraft se le conocía como «Bob dos pistolas» por su origen tejano.
- Clark A. Smith: fue un hombre de mente aguda e inquieta, él quien sugirió interesantes ideas a los Mitos de Cthulhu, como el dios Tsathoggua, o la araña apocalíptica, a Atlach-Nacha. ¿Quieres saber cuál era su apodo? Klarkash-Ton.
- Robert Bloch: a él le debemos «El vampiro estelar» dedicado a Lovecraft, quien se alzaba como su guía y su mentor,y a quién homenajeó en su obra como «el ocultista de Providence». Si bien es verdad que entró en el círculo siendo solo un adolescente, Lovecraft le tenía mucho respeto por sus conocimientos y su pasión por lo extraño. De hecho, le devolvió el favor incorporando a Bloch en su cuento «El morador de las tinieblas», apareció como un personaje llamado «Robert Blake». Su apodo en el grupo era Bho-Blok.
- August Derleth: fue el más prolífico del grupo y quien, de algún modo, consiguió que la obra de Lovecraft perdurara. Para muchos Derleth se alejaba un poco en su obra del canon del líder del Círculo Lovecraft, para quien todo el conjunto de dioses no era más que una parte de la trama central, pero nunca el eje «exclusivo» de la historia. Para Derleth sí, de ahí que por ejemplo, creara una cosmología completa, con guerras entre los Antiguos Dioses y los Primigenios, como Cthulhu. Creó, por así decirlo, un universo más desordenado, pero aún así, a día de hoy es una de las figuras más destacadas dentro del llamado «horror cósmico». Su apodo era Conde d’Erlette (galización de su apellido).
La correspondencia entre estos y otros escritores para con su líder, el caballero de Providence, fue continua y espectacular. Aunque el drama llegó el día en que una de las personas más importantes para Locecraft, se quitó la vida. Robert Ervin Howard se suicidó con 30 años, y ello, impresionó mucho a Lovecraft. No obstante, el intercambio de cartas duró hasta el día de su muerte, el día en que su líder, el también llamado Ech-Pi-El (por sus iniciales escritas fonéticamente en inglés), o Abdul Alhazred (autor del Necronomicón) o Luveh-Kerapf (anagrama gutural de Lovecraft), de despidió de este mundo tras sufrir un tumor intestinal y un grave problema renal.
No dejó huérfano al Círculo Lovecraft, al contrario, la mayoría siguió su legado, asentó las bases del terror cósmico, y consiguió que a día de hoy podamos seguir disfrutando del legado de este autor inolvidable. Cabe decir que son muchos los admiradores de Lovecraft que sueñan con disponer de todas esas miles de cartas que se enviaron los integrantes de este grupo, pero a día de hoy, solo se conservan unas pocas.¡Lástima!
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