Ya hemos traspasado los límites terrestres, y nos acercamos ahora a los límites del sistema solar. ¿Vuelas con Supercurioso para descubrir la montaña más alta?
El Everest y el Mauna Kea
Desde niños sabemos, especialmente si estábamos fascinados por la geografía, que las montañas más altas del mundo se encuentran en los Himalaya, y que en esta cordillera se eleva sobre todas el Everest, con sus 8.850 msnm (metros sobre el nivel del mar). Sin embargo, esta especie de dogma geográfico ha sido cuestionado en años recientes por un volcán activo y hawaiano: el Mauna Kea, que desde su base, en el lecho del océano Pacífico, hasta la cumbre, mide 10.200 metros.
Un volcán increíblemente alto: el Olimpo
Esta discusión de alturas en la Tierra se ve sobrepasada ampliamente por otro volcán gigante, el más grande y alto del sistema solar: el Monte Olimpo. Este pariente sumamente lejano del Mauna Kea –pues se encuentra en el planeta Marte– tiene 24.000 metros de altura, más de dos veces el hawaiano y tres la del monte Everest.
Sin embargo, esta montaña marciana no es similar ni a los picos del Himalaya ni a los volcanes de la Tierra: es una elevación gradual que forma parte de una cadena de volcanes llamada Tharsis, con forma de meseta, con una base de seiscientos kilómetros de diámetro y con paredes o acantilados que pueden llegar a tener seis kilómetros de altura.
La superficie total de la montaña es de 283.000 kilómetros cuadrados, una superficie mayor que la del Reino Unido o Ecuador. La caldera del volcán tiene 85 km de largo, 60 de ancho y casi tres de profundidad.
Joven y con poca gravedad
No es cierto que la montaña se eleve por encima de la atmósfera, en su cima la presión atmosférica es un 2% de la de la superficie (la del Everest es de un 25%), pero en ella igual hay polvo marciano en suspensión y dióxido de carbono, como en el resto del planeta. Olimpo Mons, como también se le conoce y aparece en los mapas, es quizá el volcán más joven del planeta rojo –la última erupción pudo ser hace unos dos millones de años– y su forma se debe a erupciones sucesivas, que fueron depositando una capa de lava encima de la anterior, como un pastel.
El mejor punto para observar el volcán es el espacio
Una montaña de semejantes dimensiones no puede verse desde abajo, ¿te imaginas? Sería como tratar de ver Portugal en su conjunto –que tiene apenas 92.000 km2 – desde cualquier punto de la frontera con España. Es por ello que el único modo de contemplarla en toda su grandeza sería separándose de Marte y verla desde el espacio. Y sin embargo no es tan fácil de ver desde su vecino más cercano en dirección al sol, es decir, la Tierra.
Una breve historia del descubrimiento del monte Olimpo
Aunque los telescopios terrestres no tenían suficiente resolución para determinar la existencia de esta montaña, ya en el siglo XIX se detectó una mancha oscura, y en ella la presencia de una luminosidad o albedo (que es el porcentaje de radiación que refleja un objeto), que el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli bautizó como Nix Olimpica (“Nieves del Olimpo”).
Y no estaba tan equivocado, aunque debió esperarse a 1971, y a la visita de la sonda espacial Mariner 9, para determinar que se trataba de un volcán, y que la luminosidad era resultado del reflejo de la luz del sol sobre “nubes orográficas” que se forman y desaparecen rápidamente sobre el volcán.
Una montaña con suficiente espacio para todos nuestros dioses, pasados, presentes y futuros.
Si te gustó leer sobre el monte Olimpo marciano, quizá te guste saber sobre la sonda espacial Rosetta y su maravilloso aterrizaje sobre un cometa.