Todos hemos visto esas películas en que un sacerdote se debate en un dilema interno terrible. Salvar a alguien rompiendo el secreto de confesión o cumplir con su obligación y dejar que otro muera o sea condenado. En el siguiente caso, el obispo Berenguer de Castellbisbal, rompió el secreto y recibió su castigo en la tierra.

El compromiso de Jaume I: revelaciones en secreto de confesión

En la «Historia de España» del padre Mariana se explica que el rey Jaume I, el Conquistador (s.XIII) dio palabra de casamiento a una noble llamada Teresa  Gil de Vildaura. Un tiempo después y por motivos de estado, el rey se comprometió con Violante de Hungría. Teresa le  reclamó la palabra dada, que en aquellos tiempos era un compromiso inquebrantable. El rey, públicamente, negó haberse comprometido.

jaume ICuando se confesó con el obispo de Girona, Berenguer de Castellbisbal, reconoció que había mentido y que era cierto que había empeñado su palabra con la noble. El obispo envió un mensaje cifrado al Papa Inocencio IV, explicándole lo ocurrido, rompiendo así el secreto de confesión. ¿Por qué lo hizo? No se sabe si fue por defender a Teresa o simplemente pensando que en Roma podían hacer uso de esa información con fines políticos.

Traición y castigo

Jaume I, viendo que no recibía el permiso papal para su enlace con Violante, indagó y por un confidente supo lo que había hecho Berenguer.

lengua

El rey llamó al obispo a la corte y cuando estaba en su presencia, como castigo a su traición y al quebrantamiento de su voto, mandó que el verdugo le cortase la lengua. Era el castigo ejemplar para el que había roto el secreto de confesión.

Roma contraataca

En Roma no se quedaron impasibles y excomulgaron al Rey, y de paso a todo el reino de Aragón. El 12 de octubre de 1243, en Lleida, Jaume I se arrepintió de su acto (o lo hizo ver) y cumplió la penitencia que se le impuso. Así consiguió que se le levantara la excomunión que daba derecho a otros reinos a atacarlo con el beneplácito de Roma.  Dicha penitencia consistió favorecer varias obras de la iglesia, como fundar un monasterio en las cercanías de Tortosa o beneficiar a la iglesia de San Vicente de Valencia. Además, tuvo de prometer que no levantaría más la mano contra el clero, excepto en los casos que claramente marcara el derecho vigente en aquel momento.

confesionarioSiempre ha quedado la duda de si el secreto de confesión que rompió Berenguer fue el de la promesa de matrimonio o algo más político. En todo caso el obispo «se fue de la lengua» y el Rey, al sentirse traicionado, no dudó en tomarse la justicia por su mano y cortársela.

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