El precio del petróleo inició un rally imparable a comienzos de abril de 2020. Dos años más tarde, la cotización del crudo se quedó a poco más de 10 dólares del máximo histórico de julio de 2008: en torno a 147 dólares (tanto el Brent como el WTI). ¿Revisitará el precio del petróleo el nivel de los 140 USD este verano?
Tras el pico del pasado mes de marzo y la ligera retracción del mes de abril, el petróleo ha ido marcando mínimos creciente que apuntan a una posible subida a corto plazo hasta el techo de 2008. ¿Podría superarlo? Depende en gran medida de cómo evolucione la tensión internacional provocada por la guerra ruso-ucraniana, de la presión de la creciente demanda y de la gestión de la producción.
El precio del petróleo podría seguir elevado
Todo apunta a que el precio del crudo podría mantenerse en niveles altos a medio y largo plazo. El último paquete de sanciones impuesto a Rusia, incluyendo el embargo parcial del petróleo de Moscú, supone una variable determinante, pero no es la única. La reactivación de la demanda post-covid y el control estadounidense de la oferta también están influyendo.
El embargo del petróleo ruso
El trading con futuros del crudo se ha convertido en una actividad de riesgo. El embargo del petróleo ruso consumido por los países de la eurozona se ha dejado notar en el precio, que llegó a rozar los 130 dólares por barril en primavera. De nada han servido los esfuerzos de los miembros de la OPEP por incrementar la producción de petróleo procedente de otros países.
La falta de confianza del mercado ha terminado deshaciendo el tímido camino a la baja recorrido desde el pasado mes de marzo. Nadie confía en que la oferta cubra la demanda creciente de crudo tras la reactivación de la economía tras la relajación de las medidas sanitarias de la pandemia por COVID-19.
El peso de la demanda de crudo
La crisis geopolítica en Europa nos ha dejado imágenes peculiares, como la de Estados Unidos acercándose a Venezuela para cubrir el vacío dejado por el petróleo ruso. Poco efecto ha tenido. La producción no es suficiente y la demanda va a seguir creciendo, especialmente con la llegada del verano.
Del mismo modo que el recrudecimiento de la pandemia contribuyó al hundimiento del precio, la superación de la misma ha ayudado a disparar la cotización. La economía mundial ha despertado, justo cuando el inventario estadounidense no puede responder y la producción rusa es rechazada por los aliados de Zelenski.
Especulación y control de la oferta
Los inversores y los productores tienen mucho que decir ante la escalada de precios del crudo. Por un lado, tenemos el trading con productos derivados del petróleo. Ante la subida mantenida, tanto minoristas como entidades pueden haber aprovechado la oportunidad, ya sea invirtiendo en empresas petroleras o a través de ETF (según el caso y el capital de los inversores).
Por su parte, los productores estadounidenses están contribuyendo al alza de los precios limitando su actividad. Sin duda, supone un comportamiento sorprendente. Lo habitual es que, al aumentar el precio del petróleo, la producción se dispare. En esta ocasión, ha aumentado poco y se están manteniendo niveles relativamente bajos de extracción en comparación con subidas anteriores de la cotización.
En este punto, puede que los intereses de los productores se crucen con las expectativas de los inversores. Las petroleras estadounidenses siguen quejándose de las supuestas pérdidas generadas durante la pandemia y los inversores quieren una parte más grande del pastel. Contener la producción, además de una medida de precaución por parte de las petroleras, supone un control de la oferta que podría favorecer el encarecimiento del barril de crudo.
De hecho, previendo un más que probable aumento significativo de la demanda, podríamos asistir a una de las subidas del precio del petróleo más explosivas de la historia. Al menos, si el precio no llega a superar el máximo de 2008, es muy probable que la cotización del crudo se mantenga en niveles altos durante bastante tiempo.