Como ya sabes, en Supercurioso nos encantan los enigmas. Todos esos retos que desafían nuestro ingenio y que nos obligan a desplegar nuestras dotes deductivas. En esta ocasión te aportamos un pequeño reto, una obra de arte con un enigma inscrito que va a llamar poderosamente tu atención.
¿Te gusta el arte renacentista? Excelente, entonces ya sabrás que la mayoría de las obras renacentistas tenían como eje central la religiosidad y la representación de la fe en cada uno de sus rostros: la candidez de las vírgenes abrazando a su niño santo, ángeles y apóstoles… pasajes bíblicos fácilmente reconocibles por cualquier creyente, y amante del arte, acostumbrado a esos autores renacentistas que siempre hacían bailar sus pinceles bajo las mismas temáticas.
Pero ¿Y si te dijésemos que existe una obra excepcional? ¿Un cuadro donde se conjuga lo místico con lo paranormal? Te invitamos a descubrirlo y a darnos tu opinión.
¿Un platillo volante en el cuadro de «La Madonna y San Juan»?
Ya sabemos que existen numerosos cuadros enigmáticos a lo largo de la historia del arte, escenas llenas de retos para todo amante del misterio. Recordemos por ejemplo esos fascinantes lienzos del El Bosco en “El jardín de las delicias”, por ejemplo, auténticos desafíos al simbolismo de lo extraño, donde la belleza se entremezcla con lo peculiar.
Pero hay uno que parece llevarse todos los premios al lienzo de lo desconcertante. ¿De cuál se trata? De “La Madonna con bambino e San Giovannino» (La Madonna con el niño y San Juan). Se trata de una elegante obra donde vemos a una joven María junto a un San Juan infante, quien sujeta en sus brazos al niño Jesús. ¿Preparado/a para conocer algunos interesantes datos sobre este cuadro? Vamos allá.
- Bien, ahora analicemos lo realmente curioso – e inquietante- de esta obra. ¿Lo has visto? En efecto, debes dirigir tu vista hacia la esquina superior de la derecha, para ver un extraño objeto en el cielo y justo encima del mar, al que distinguimos en la lejanía. Es algo ovalado y dispone de unos rayos que lo envuelven. A sus pies, y en el suelo, hay un hombre que parece observar este extraño objeto. ¿De qué se trata?
- Hoy en día, esta obra se haya expuesta en la Sala d’Ercole del Museo Palazzo Vecchio, en Florencia. Seguro que llegado este punto te estarás preguntando quién fue el autor, pero la verdad es que no se sabe con claridad. Una lástima. Pero por el estilo, muchos especialistas apuntan que debía tratarse o bien de Sebastiano Mainardi o de Jacopo del Sellai, dos pintores florentinos que vivieron en la misma época y que tenían un estilo muy-muy parecido.
- Analizando la imagen un poco más al detalle intuimos más aspectos interesantes. Dicho platillo, nube o “aparición” deja entrever numerosos destellos luminosos envolviéndolo. Algo cegador que deslumbra a ese pastorcillo antes nombrado, y a su perro, un animal que parece estar ladrando a dicho objeto no identificado.
- Mulder y Scully lo tendrían claro. Es un OVNI. Pero seamos prudentes. Es un objeto ovalado, sin duda, algo desconcertante que atrae la atención de un pastor, quien para distinguirlo mejor sitúa su mano derecha sobre sus ojos, como cuando intentamos avistar algo pero la luz del sol nos molesta y hemos de cubrirnos. ¿Se trata entonces de un auténtico platillo volante? ¿O es que quizá el autor quiso dar a la escena una presencia de alguna otra divinidad o ser superior? ¿Son ángeles? ¿El ojo de Dios tal vez? Lo desconocemos.
- ¿Entonces, a qué conclusión podemos llegar? Recordemos que en esta época no existían aún artilugios o máquinas metálicas capaces de volar y surcar los cielos, sin embargo, es lo que el autor quiso representar en este cuadro. Es como su hubiera aprovechado la representación religiosa de la Vírgen, el niño y San Juan, para dejar en una esquina el testimonio de ese supuesto “platillo”. O puede, simplemente, que deseara representar una imagen divina. La presencia de Dios en alguna forma que no terminamos de entender…
- Ahora bien, no debemos olvidar tampoco que el mundo del arte, está cuajado de curiosos simbolismos y dobles sentidos que los especialistas deben resolver a base de arriesgadas teorías. Nosotros, como simples amantes de las curiosidades, somos libres de llegar a nuestras propias conclusiones.
¿Cuál es la tuya?
Imagen: Gerhard Uhlhorn