En Supercurioso hemos ahondado otras veces en el mundo de los parásitos, como la ameba que devora el cerebro humano. Entre los animales parásitos, el que nos ocupa en este artículo es quizá uno de los que más increíbles y terroríficos. Es conocido como el «piojo come lengua», aunque su nombre oficial es Cymothoa exigua y, afortunadamente, sus anfitriones son los peces.
El terrorífico PIOJO COME LENGUA
El «piojo come lengua» es en realidad un crustáceo isópodo bastante extendido en nuestros océanos. Actualmente una subespecie la «cerathotoa italica» está propagándose por las aguas Mediterráneas. No causa ningún daño al ser humano, exceptuando el susto de verlo en el interior de la boca del pescado que acabas de comprar. Es el único parásito que puede sustituir una parte de su anfitrión con un éxito total. Parece que el pez ni se entera de que ha perdido la lengua ya que el «piojo come lengua» hace las funciones de esta.
¿Cómo parasita al pez anfitrión? Lo hace muy fácilmente pues penetra desde las branquias hasta la cavidad bucal. Ahí se adhiere a la lengua y bebe la sangre directamente de la arteria que va hasta ésta. Al final, la lengua se seca y se deshace, momento que aprovecha el parásito para situarse en su lugar y seguir viviendo del pez a la vez que le sirve de lengua. El pez se va debilitando y se acorta su esperanza de vida.
El «piojo» tiene otra particularidad que lo hace, si cabe, más interesante. ¡Cambia de sexo! Empieza siendo un macho para, en el momento del apareamiento, si no hay una hembra cerca y solo otro macho, cambiar uno de los dos de género. El apareamiento tiene lugar en las branquias y es la hembra la que parasita al pez. Pone sus huevos en la lengua del anfitrión y los diminutos crustáceos que nacerán de éstos, saldrán por la boca del pez en busca de nuevos ejemplares que parasitar. Esta facultad para cambiar de género es absolutamente necesaria ya que casi todos los nuevos «piojos come lengua» serán machos.
Suele darse más a menudo en peces de pesca de altura que en los de bajura o piscifactoría y es muy difícil que te encuentres uno en el pescado que compres, ya que por su tamaño es fácilmente detectable y en las lonjas se encargarán de eliminarlos. Repetimos que no representa ningún tipo de amenaza para la salud del ser humano.
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