Todos hemos oído hablar del parque Yellowstone. Lo que ya no es tan conocido es la existencia de un imponente volcán de 90 kilómetros de ancho, una formación geológica tan gigantesca que de activarse, pondría en serio peligro el equilibrio de nuestro planeta. Según los científicos, la última vez que estuvo en erupción fue hace 600.000 años y sus efectos se sintieron en todo el mundo. A simple vista este parque puede parecer tan bello como sereno, sumido en un pacífico equilibrio… pero nada más lejos de la realidad. Es un monstruo dormido que no debe ser despertado.
El volcán más peligroso del mundo
Muchos asociamos casi sin querer el parque Yellowstone al oso Yogui. La famosa serie de dibujos animados nos dejó la imagen de ese escenario natural donde las aventuras se desarrollaban siempre en un territorio tan idílico como bello. Y así es, Yellowstone es el parque nacional más antiguo del mundo, un ecosistema único e increíble por su variada flora, fauna… y también por sus fenómenos geotérmicos.
Hasta hace unos años se tenía una idea aproximada de la extensión del volcán dormido que habita bajo estas tierras del estado de Wyoming. Pero eran unas suposiciones equivocadas. Los científicos quedaron asombrados. Tras unos estudios realizados por la Universidad de Utah se reveló la verdad: instalaron diversas cámaras a lo largo de la formación geológica, descubriéndose que era un 250 por ciento más grande de lo que pensaban. Y es más, que su extensión era superior a los 90 kilómetros a lo ancho, con unos 15 de profundidad. Se trataría pues de un «supervolcán».
¿Puede volver a despertar el volcán de Yellowstone?
Según los expertos, el supervolcán de Yellowstone suele activarse cada 700.000 años. ¿Entonces, esta fecha nos cae cerca o está lo suficientemente alejada para nosotros y nuestras generaciones venideras? La última erupción como hemos comentado anteriormente se sucedió hace 600.000 años. Hoy en día, son muchas las universidades que lo vigilan de cerca registrando cada uno de sus movimientos, corrientes y flujos de lava a través de sismógrafos y cámaras instaladas en el mismo volcán.
«No es un peligro inminente», señala Guillaume Girard, director de las investigaciones en la Universidad de Michigan. «Todos los estudios concluyen que no hay magma listo para entrar en erupción en un futuro cercano, pero la probabilidad está ahí. Los patrones de erupción de los volcanes pueden cambiar sin que conozcamos las causas, y de modo inesperado».
De hecho, hace unos años se registraron flujos de 32 kilómetros, pequeños movimientos que por un instante despertaron la alarma. Lo más impactante, sin duda, de estos pequeñísimos avisos, es ver cómo son rápidamente presentidos por muchos de los animales del parque. Hace poco, se pudo ver cómo manadas de búfalos descendían de las montañas al presentir un pequeño movimiento del supervolcán dormido de Yellowstone. Tal vez posean un instinto del que nosotros, con toda nuestra sofisticación, sismógrafos y ordenadores, jamás podremos ni adivinar.
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