Los parásitos pueden generar numerosas afecciones en los animales, incluyendo picores, vómitos o incluso la muerte. Ello se debe a que en nuestro entorno existe una gran cantidad de peligros que, aunque previsibles, no siempre son combatidos como deberían. Acciones tan sencillas como la desparasitación interna, la cual ayuda a combatir los parásitos que pueden habitar en el organismo de nuestras mascotas, son olvidadas por un alto porcentaje de la población. Este olvido puede ocasionar dolores intensos, enfermedades graves o la muerte de animales de compañía.
Por esta razón, los veterinarios avisan sobre la necesidad de desparasitar correctamente a las mascotas, especialmente a gatos y perros. Algunos parásitos pueden contagiarse también a seres humanos, razón por la que es preciso llevar a cabo una doble desparasitación, interna y externa.
Parásitos cada vez más resistentes
Si bien es cierto que los parásitos siempre han habitado en el entorno y, de hecho, antiguamente los ganaderos y pastores recurrían a remedios caseros para luchar contra ellos, el cambio climático ha propiciado la proliferación de estos microorganismos. El aumento de temperaturas o los cambios de temperatura extremos, difícilmente combatibles por algunos seres vivos, son, sin embargo, campo de cultivo para los parásitos. Estos animales se adaptan a condiciones extremas y, una vez instalados en un territorio, son difíciles de eliminar.
Una encuesta realizada por la revista MSD Animal Health arrojó resultados preocupantes: casi el 83% de los veterinarios encuestados aseguraba que el número de parásitos había aumentado en nuestro país como consecuencia directa del cambio climático. Por ende, aunque la desparasitación siempre ha sido necesaria, la nueva situación obliga a los dueños a informarse y tomar medidas para proteger a los animales.
Doble desparasitación, una medida necesaria
La encuesta realizada por Animal Health dio cuenta de otros problemas relacionados con la desparasitación animal. Por ejemplo, el 72% de las familias con algún animal en casa se consideran poco informadas sobre problemas que pueden afectar a sus mascotas.
En este sentido, uno de los inconvenientes a los que se enfrentan los especialistas está relacionado con la falta de conocimiento sobre parásitos. Un parásito es un pequeño organismo que puede instalarse tanto en el interior (órganos, vasos y tejidos) como en el exterior (pelo y piel) de las mascotas. Esto significa que, a diferencia de lo que muchas personas creen, no solo es preciso contar con una desparasitación externa, sino también una desparasitación interna.
Los parásitos más conocidos son los que se conocen como parásitos externos. Entre ellos, los más frecuentes son las pulgas, las garrapatas o la sarna, los cuales suelen pasar rápidamente a los seres humanos. Sin embargo, los parásitos internos son cada vez más numerosos y, a diferencia de los externos, difícilmente perceptibles a simple vista. Entre los parásitos internos más corrientes se encuentran los gusanos pulmonares, los gusanos del corazón, los gusanos redondos o los gusanos látigo, por ejemplo. Muchos de ellos se pueden interceptar en las heces, aunque depende de cada parásito.
Los parásitos internos son igual o incluso más preocupantes que los parásitos externos. Se instalan en órganos o tejidos de los animales, tales como los pulmones o el corazón, reproduciéndose fácilmente e infectando a otros seres. Todo ello hace necesario acudir a un veterinario y ejecutar una doble desparasitación cada cierto tiempo.