En los inicios del siglo XVI y con ocasión de las expediciones mandadas a las Indias, España desarrolló un nuevo tipo de navío. Si bien hasta el momento, las embarcaciones del tipo – nao – eran por su capacidad de carga, el navío de referencia para estas cuestiones y la – carabela – el barco con mayor maniobrabilidad y velocidad, la ingeniería naval española, desarrolló un nuevo tipo de embarcación con la intención de favorecer las demandas de comercio emergente y la exploración por los confines de los océanos: el galeón.
Los galeones, precursores de los navíos de guerra, eran embarcaciones a vela, con una capacidad de carga, destrucción y algo lentos, convirtiéndose en el barco de referencia en Europa. Como norma general, los galeones aparejaban tres palos para soportar sus grandes velas. Debido a las variaciones en la construcción de su casco, las cuales permitían la instalación de artillería más pesada, el centro de gravedad del navío era más bajo, facilitando su navegación con viento de cara.
Los principales lugares de construcción de estos extraordinarios navíos, se centraban en la costa atlántica, Cantabria, Vizcaya y Cádiz. Con posterioridad, empezaron a construirse en Lisboa y más tarde en la Habana.
Solían utilizarse maderas de roble para la fabricación de gran parte del casco y estructura y madera de pino para los mástiles. Para la fabricación de un galeón, se requerían aproximadamente 24 meses.
Con el propósito de un mejor aprovechamiento de la artillería, puesto que en aquellos momentos suponía un gran coste para la Corona, los galeones, se equipaban con mayor o menor artillería en función de la misión que le fueran a encomendar. Por tanto la artillería era removible y a disposición en los arsenales reales.
La armada española, tenía por tradición la de dotar en cada navío a un tripulante por cada tonelada de carga, pudiéndose ver este número alterado por razones de seguridad o presupuesto.
Con 4 Galeazas (embarcaciones puramente militares), 20 galeones entre Españoles y Portugueses, 42 naos, 10 carabelas, 7 falúas para el sustento de la misión, 26 ureas (barcos de carga), 11 navíos de pequeño tamaño, y 20 pataches (barcos para la gestión de órdenes), la denominada armada invencible Española, parte hacia tierra Inglesas a la contienda de mayor envergadura hasta la fecha. La flota Inglesa, superando a la armada Española en más de 50 naves, contaba además con una tripulación mayor y más experimentada, propició, junto a la climatología adversa para los Españoles, la inefable victoria de los Ingleses frente a la armada invencible.