Es una escafandra, un extraño artilugio que colocarse en la cabeza para permitir que los conocimientos, que el aprendizaje, se asentara en nuestro cerebro de un modo más óptimo y eficaz. Lo llamaron «The isolator» y fue uno de los inventos más estúpidos y estrambóticas de la historia.
Mirándolo con detenimiento no podemos evitar imaginar las situaciones que ese artilugio podría crear. Esas madres que entraban a la habitación de sus hijos, y en lugar de a sus niños se encontraban con esa especie de alienígenas con escafandras incluídas inclinados sobre una torre de libros intentando absorber conocimiento.
Sencillamente increíble y digno de aparecer en nuestro espacio. ¿Preparado para conocer más sobre «The isolator»?
La escafandra «aisladora» diseñada para estudiar
Estamos en 1925. Una época de avances y sobre todo de afán de superación científica. El artífice de tal instrumento fue Hugo Gernsback, quien lo presentó en la revista “Science and Invention”.
Para comprender un poco el por qué de este artefacto ideado para favorecer la concentración y la retención de datos e informaciones, hemos de detenernos un poco más en su creador, en el señor Hugo Gernsback. Nacido en Luxemburgo en 1884, se trasladó en cuanto pudo a Nueva York para desarrollar sus aptitudes y dar respuesta a sus vastas aspiraciones científicas.
Hugo Gernsback era por encima de todo un escritor, y un escritor de escritor de ciencia ficción muy reputado. Es muy posible que lo conozcas, de hecho si es así te gustará saber que diseñó también dos nuevos instrumentos electrónicos: el pianorad y el staccatone. Dos instrumentos musicales. Era un creador nato, y como tal, dio al mundo obras muy dignas y alguna que otra locura entrañable como el «aislador».
Pero volvamos ahora a este curioso objeto. Las revistas científicas hablaban de «The isolator» del siguiente modo:
“El Isolator actúa sobre los ruidos exteriores eliminándolos. El estudiante o trabajador se puede concentrar fácilmente en la tarea que le atañe sin molestia alguna».
Ahora bien, es posible que te preguntes… ¿Pero no haría la misma función un par de tapones en los oídos? La verdad es que no, por que el «isolator» era mucho más completo:
- El extraño casco aislaba no sólo los sonidos de alrededor, sino que además aportaba un pequeño campo de visión reducido con la cual, evitar distracciones ajenas a la tarea.
- Además «The isolator» ofrecía oxígeno al usuario gracias a una pequeña bombona enganchada al casco o escafandra.
Hemos de decirte que Hugo Gernsback solo diseñó un prototipo. Lo lanzó a través de revistas científicas sin recibir la atención o el interés de un solo usuario o empresa que llevara a cabo su singular proyecto. Hay quien dice que ni siquiera se le dio una oportunidad, pero analizándolo con algo de lógica entendemos la razón.
¿Te imaginas estudiando tu próximo examen de esta forma? Y recuerda, si te ha gustado este artículo conoce también los 10 inventos que mataron a sus inventores