Es difícil saber cómo enfrentar situaciones de riesgo, especialmente cuando suelen ser imprevisibles. Nunca sabes cómo vas a reaccionas. Es justo por eso, que es importante saber, qué comportamientos evitar ante una catástrofe. ¡Aquí te contamos!
¿Qué comportamientos debemos evitar en situaciones ante una catástrofe?
- Bloquearte
Uno creería que ante una catástrofe, lo primero que sucedería es la histeria en masa. En las películas al menos, eso es lo que sucede, la gente corre en todas las direcciones y la desesperación ataca. Pero la realidad es la respuesta humana más natural ante el peligro es simplemente no hacer nada.
Así es, al parecer aunque parezca pasivo desde el exterior, cuando estamos paralizados por el miedo, es una señal de que el cerebro está activando su propio sistema de frenos. Cuando la adrenalina incrementa, nuestros músculos se tensan, y el primitivo «pequeño cerebro» en la base de nuestros cuellos envía una señal para mantenernos paralizados en el mismo lugar.
- Incapacidad para pensar
Durante un desastre, la velocidad en la que nuestros cerebros repasan de nuestras opciones va de mal en peor, principalmente, porque la primera orden del cerebro es: inundar el cuerpo con la «sensación buena» y adormecedora de la hormona dopamina. Esto puede parecer contraproducente, pero la dopamina también juega un papel crucial en la preparación del cuerpo para enfrentar el peligro, ya que con ella se desencadena la liberación de más hormonas, incluyendo la adrenalina y el cortisol químico. Es justo este cóctel de hormonas lo que cierra la corteza prefrontal, que se encuentra detrás de la frente y es responsable de funciones más altas, como la memoria de trabajo. Justo en momentos de estrés cuando necesitamos más nuestros ingenios, nos volvemos olvidadizos y propensos a tomar malas decisiones.
- Visión de túnel o enfocarse en una única solución
Pensarías que durante una crisis el cerebro se precipitaría por todas las opciones, caminos y maneras de solucionar un problema. No obstante, la respuesta típica al desastre es la llamada «perseveración», que consiste en tratar de resolver un problema de una sola manera, una y otra vez, independientemente de los resultados.
- Estancarse en la rutina
El cerebro humano es altamente dependiente de la familiaridad. Las nuevas situaciones son mentalmente muy agotadoras, ya que trabajamos para construir un nuevo modelo del mundo que nos rodea, un hecho que puede explicar por qué solemos sentirnos tan cansados cuando estamos en el extranjero o al empezar un nuevo trabajo.
En una emergencia, ajustarnos a la nueva situación puede ser más de lo que nuestros cerebros pueden tomar. En su lugar, tendemos a seguir adelante como si nada estuviera sucediendo, de allí que tantas personas mueran en incendios regresando por objetos tan prescindibles como puede ser una cartera o las llaves.
- Entrar en negación
En términos generales, la negación ocurre por dos razones; ya sea porque no se interpreta la situación como peligrosa, o porque simplemente no se quiere aceptar que es así. Cuando el riesgo es alto, nuestros cerebros tienden a confiar más en el sentimiento que en el hecho, desterrando pensamientos estresantes y tranquilizándonos explicando el peligro.
El problema con la negación es que retarda la acción, y eso a veces puede suponer la verdadera diferencia entre la vida y la muerte.
Pero todo esto nos lleva a pensar: ¿si no podemos confiar en nuestros instintos naturales, con qué debemos contar?
Lo mejor que podemos hacer es preparar a diario a nuestros cerebros para evitar estas situaciones: obligarnos a actuar, pensar en las opciones en situaciones complicadas, no encerrarse en una única solución y ejercitar el pensamiento creativo, y sobre todo, atender a las señales de peligro a tiempo.
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