¿Crees en las casualidades? A todos nos ha pasado, creamos o no que existen las coincidencias. Este curioso fenómeno puede ir desde un sencillo encuentro fortuito con un amigo de la infancia, o con una persona que no veíamos hace tiempo. Andamos por la calle desprevenidos, cuando aquella persona se viene a nuestra mente sin explicación alguna y luego, de repente, esta allí, justo en frente de nosotros. Aunque las casualidades también pueden extenderse a hechos más grandes y transcendentales, como salvarnos de perder la vida en un atentado o algún accidente porque el despertador no sonó. Todo pasa sin que seamos conscientes de que aquel fenómeno está ocurriendo. Si quieres saber si las casualidades existen, acompáñalos en este nuevo artículo de Supercurioso para descubrirlo.
¿Existen las casualidades?
En la apasionante pregunta sobre si existen las casualidades se aúnan tanto la ciencia (en su vertiente más matemática) como la filosofía, incluso la religión, ya que las casualidades están asociadas con una idea mucho más potente, el destino, que llega a poder dar sentido a nuestra vida. ¿Somos una maraña de decisiones totalmente aleatorias y libres o, por el contrario, una fuerza misteriosa nos empuja hacia uno u otro lado?
1. Las casualidades más sorprendentes
Antes de ver la teoría, veamos algunas de las casualidades más sorprendentes que existen en la historia. Además, si te interesa este tema, te recomendamos que leas otros artículos inspirados en el azar, como este sobre increíbles descubrimientos fruto de la casualidad o la maldición del faraón Tutankamón, ¿casualidad?
Poe y Richard Parker
En 1838, el escritor Edgar Allan Poe publicó una novela, La narración de Arthur Gordon Prim, en la que cuatro marineros quedaban en una balsa a la deriva. Empujados por el hambre y la desesperación, hicieron turnos para ver quien se sacrificaría para que el grupo sobreviviera y se terminaron comiendo al grumete, Richard Parker. La casualidad llegó cuarenta y seis años después, cuando el Mignonette naufragó. Cuatro marinos quedaron a la deriva y se terminaron comiendo al grumete que se llamaba ¡Richard Parker!
Inhundible
Una mujer, Violet Jessop, tuvo la inmensa suerte (bueno, depende de cómo se mire) de sobrevivir ni más ni menos que a tres naufragios: el del Titanic, el Britannic y el Olympic. Jessop, por cierto, era camarera y trabajó en esos barcos.
El coche maldito de James Dean
A veces las coincidencias son aterradoras y parecen pegarse a alguien o a un objeto al cual parece perseguirle la mala fortuna. Por ejemplo, el Porsche que acabó con la vida de James Dean causó unas cuantas muertes (entre ellas las de un piloto y un médico que lo compró), al trasladarlo, el motor se cayó encima de las piernas de un mecánico o el garaje donde se guardaba prendió fuego, entre otras desgracias.
La muerte de los gemelos
En 2002, en Finlandia, dos gemelos murieron con apenas un par de horas de diferencia, los dos en el mismo lugar y de la misma manera: intentando cruzar una autopista, los atropellaron sendos camiones, a los que no vieron por una tormenta de nieve. ¿Será esto prueba de que las casualidades existen?
Y más hermanos poco afortunados
En 1975, en Bermuda, un hombre murió cuando lo atropelló un taxi. Un año más tarde, su hermano murió de la misma manera. Pero lo verdaderamente sorprendente es que fue en el mismo lugar, que el vehículo y el taxista eran el mismo y que ¡incluso llevaba al mismo pasajero!
2. La ciencia detrás de las casualidades
El tema de si existen las casualidades es más complicado de lo que parece, ya que enfrenta incluso a expertos de distintos bandos. Por un lado, existe la teoría de la existencia de una ley desconocida que podría poner en contacto cosas totalmente del universo, una respuesta un tanto facilona, todo hay que decirlo, que traspasaría la creencia en el destino o incluso en Dios a una ley sin nombre de la ciencia.
La teoría del psicoanálisis
Por otro lado, los psicoanalistas (como Jung) tienden a enfocar el problema de las casualidades con el propio ser humano, sin que haya nada exterior que provoque lo que creeríamos que sería la mano del destino. Así, si por ejemplo soñamos con alguien a quien hace tiempo que no vemos y lo encontramos al día siguiente, nos parecerá una casualidad asombrosa. Pero, en realidad, esto podría ser debido a que concebimos el mundo de una manera muy restrictiva y lógica (es decir, pensamos “si llueve, me mojaré”).
Para ilustrar esto algo mejor y enlazar los dos ejemplos: al encontrarnos con el amigo con el que soñamos los acontecimientos escapan a la lógica (“si llueve, me mojo”). Esto nos llama poderosamente la atención, y, por la ausencia de la lógica esperable, nos hace caer en los territorios de la casualidad y el destino.
Los matemáticos y el azar
Los matemáticos, en cambio, tienden a pensar que todas las casualidades son simplemente fruto del azar, así como de las leyes de probabilidad. De esta manera, es extremadamente improbable, pero igualmente factible, que vayas a encontrar el anillo que perdiste en la playa en la tripa de una merluza veinte años después. El azar es lo que lo provoca, no el destino, ni ninguna mano divina, simplemente la ley de la probabilidad.
Este tipo de teorías nos hace sentir muy muy pequeños en el universo, por eso nuestra propia mente busca un orden cósmico y desconocido que ponga orden a sucesos que nos parecen misteriosos. No queremos ver que nuestra vida no está regida por nada, queremos que el universo reconozca nuestra existencia y nos mire, y por eso las casualidades son perfectas para ello.
Esperamos que este artículo sobre si existen las casualidades te haya resultado curioso o que incluso te haya hecho mirar el mundo de una manera diferente. Dinos, ¿te ha pasado alguna vez alguna casualidad que te marcara? ¿Eres de los que creen en el destino o, por el contrario, en los fríos números matemáticos? Recuerda que nos encanta leer todo lo que quieras contarnos, para ello, ¡solo tienes que dejarnos un comentario!