Los vikingos asolaron Europa y el norte de África desde finales del siglo IX hasta bien entrado el siglo XI. Durante esos años sembraron el terror en unos reinos que carecían de un poder centralizado fuerte que los combatiera y en sus incursiones llegaron a lugares que parece imposible que fueran alcanzados. Una de las más recordadas es la sangrienta expedición vikinga de 859, pretendía saquear Roma, se confundieron y saquearon la ciudad de Luna. Acompáñanos a conocer la historia de esta tremenda confusión.
En el siglo XI los vikingos llegaron a conquistar parte de Inglaterra y a fundar el Ducado de Normandía. La pérdidas económicas y en vidas que causaban sus expediciones desde el siglo IX por toda Europa lastraban el progreso de unos reinos que vieron como se imponía el feudalismo al carecer de un gobierno central fuerte. Esto no ocurrió en Al-Andalus ya que, a pesar de que saquearon Sevilla quemándola hasta los cimientos en el año 844, el emir de Córdoba tomó el mando y organizó las defensas del reino de manera que los vikingos prefirieron dirigirse hacia otros reinos más débiles del Mediterráneo.
La sangrienta expedición vikinga de 859
Los hermanos Björn Ragnarsson y Hastein, entre los años 859 y 862 fueron los comandantes de una expedición vikinga que, compuesta por 62 barcos, partió en dirección al Mediterráneo. De camino saquearon varios lugares de Francia, llegando a Galicia donde asaltaron Iria Flavia y pusieron cerco a Santiago de Compostela, sin conseguir vencer la plaza. Siguieron rumbo al Mediterráneo pasando el estrecho de Gibraltar y asolando ciudades como Orihuela o Nador. También atacaron las Islas Baleares y llegaron a Francia donde pasaron el invierno en la zona de la Camarga. Su intención era llegar a Roma, atacar la ciudad, cortarle la cabeza al Papa y llevársela a Dinamarca.
Empezaron atacando en el Norte de Italia ciudades como Pisa, Florencia y Fiésole. En una de sus incursiones hacia el interior de la península itálica llegaron hasta las murallas de la ciudad de Luna (Luni). Los vikingos, al ver la cantidad de iglesias que tenía y los tejados dorados de éstas, pensaron que habían llegado a la mismísima Roma y empezaron el asedio. El cansancio de un año de viaje y el hecho de que sus conocimientos geográficos eran limitados, pudieron influir en ese error.
Como no conseguían vencer a la ciudad, Björn, que capitaneaba la expedición vikinga, ideó un plan junto a su hermano. Hastein envió un emisario al obispo de Luna diciéndole que el jefe vikingo había fallecido, pero antes se había convertido y expresado su deseo de ser enterrado en sagrado, en una iglesia. El obispo permitió la entrada en la ciudad del ataúd de Björn y de una guardia de honor, Una vez dentro, el vikingo salió del féretro, atacó a los sorprendidos sacerdotes, y abrió las puertas para que entraran sus compañeros. Saquearon la ciudad y se llevaron la cabeza del obispo pensando que era la del Papa. En el siglo XI, la ciudad de Luna (Luni) fue definitivamente abandonada y hoy solo quedan restos arqueológicos.
Cuando regresaban fueron atacados a la altura de Gibraltar por la flota de Bizancio y aunque finalmente pudieron huir, perdieron más de 40 barcos, por lo que regresaron a Escandinavia con solo 20 naves. Eso sí, cargadas de riquezas.
¿Conocías la historia de estos vikingos y de la expedición vikinga del año 859? ¿Sabes más sobre ellos? Si te interesan estos temibles guerreros, te invitamos a leer el post: De dónde son los vikingos, ¿cómo eran?; ¡Conoce a estos guerreros!