Una epidemia de posesiones demoníacas en el siglo XVI provocó que el rey Enrique IV de Francia cuestionara seriamente cuánto de estas historias que envolvían a espíritus malignos era real. Llevado por el escepticismo, el rey creó una comisión que dejaría en evidencia el enorme poder del efecto placebo en rituales para expulsar demonios. ¿Descubrió, entonces, la verdad sobre los exorcismos? Conoce el curioso experimento de Enrique IV.
El curioso experimento de Enrique IV
El experimento de Enrique IV fue uno de los más emblemáticos de la época. Tuvo lugar en 1599, en un pequeño pueblo en el Valle del Loira en Francia, un año después de haberse formalizado la paz entre los hugonotes (calvinistas franceses) con el Edicto de Nantes.
Dicho acuerdo fue apoyado por un grupo de católicos ya agotados por las guerras religiosas, mientras que otra fracción se opuso rotundamente a la decisión del rey. Entre los disidentes se encontraban algunos sacerdotes que participaban en exorcismos cada vez más copiosos, para expulsar a presuntos demonios que testificaban que todos los hugonotes pertenecían al Mal, lo cual despertaba sospechas.
Para descubrir por qué se estaban produciendo tantos exorcismos en el pueblo, como nunca antes se había visto, el rey Enrique IV despachó su propia comisión en busca de desacreditar todo lo que estaba aconteciendo. Al regente le parecía casi evidente que tal alboroto nada tenía que ver con lo sobrenatural, sino con algo mucho más humano que debía ser detenido antes que la situación se saliera de control. Así, se puso en marcha el que hoy conocemos como experimento de Enrique IV.
Primer exorcismo, la joven poseída por Belcebú
El primer exorcismo realizado por la comisión fue el de una mujer que aseguraba estar poseída por Belcebú y otros demonios. Los exorcismos se practicaban en público con miles de espectadores que observaban con una mezcla de miedo y asombro a personas que se retorcían al escuchar textos sagrados. En cambio este fue realizado en privado por orden del monarca para llevar a cabo el experimento.
Durante estas sesiones de «exorcismo», el comisionado le dio de tomar secretamente agua bendita sin que se produjera efecto alguno. Luego, la salpicarían con agua común depositada en un frasco especial usado en ceremonias religiosas, esta vez, la mujer convulsionó de dolor. Otro de los trucos de la comisión del rey consistió en sacar una pieza ordinaria de hierro introduciéndola como una reliquia de la verdadera cruz, con la que la mujer caería atormentada en el suelo.
También leyeron un texto en latín que aparentaba ser la Sagrada Escritura. Notaron cómo la joven se retorcía de agonía con cada frase, desinformada de que el texto en realidad era la Eneida de Virgilio. Con todas estas evidencias, a los presentes no les cabía menor duda que lo que estaba ocurriendo con la mujer no era genuino.
Fue entonces que los hallazgos de la comisión real sirvieron para distinguir perfectamente una posesión demoníaca real de una sugestionada, haciendo uso de los trucos antes descritos. No obstante, si contrastamos el experimento de Enrique IV de Francia con estudios más recientes, la mujer podría no haber estado fingiendo sus reacciones, ya que psicólogos han puesto a prueba a grupos de escépticos, los cuales -con una serie de pruebas- acabaron convencidos de que ellos mismos fueron poseídos por entes del infierno, todo esto por el poder de la mente.
¿Será esta la verdad sobre los exorcismos, que la mente y el efecto placebo ejercen una enorme influencia en ellos? ¿O realmente una entidad demoníaca puede tomar dominio del cuerpo humano y ser expulsado por el hombre con los rituales que conocemos? ¡Cuéntanos que opinas! Nos encantaría conocer tu respuesta.