Extirpar las amígdalas se ha vuelto un procedimiento rutinario al que muchos padres recurren ante el menor síntoma de inflamación repetida de este área del cuerpo en sus hijos. En consecuencia, millones de niños han sido intervenidos quirúrgicamente por presentar amigdalitis alguna vez en sus vidas. Se trata de una de las afecciones más comunes en la infancia y, en muchos de los casos, aunque no siempre sea necesario extirpar el tejido linfático por tal motivo, se realiza con la tranquilidad de que no habrá contraindicaciones en el futuro.

Pero, ¿las amígdalas son tan innecesarias como nos las hacen ver? En base a un estudio, te contamos sobre su importancia y por qué no deberían extraerse a edad temprana, si no lo amerita.

Por qué no se deberían extirpar las amígdalas

Las amígdalas no son en lo absoluto innecesarias. Estas “pelotas” ubicadas en la garganta, al fondo del paladar, son nuestra barrera de defensa frente a los agentes patógenos que ingresan por el tracto respiratorio.

Científicos responden por qué extirpar las amígdalas no es tan buena idea

En la infancia es común que se inflamen, enrojezcan, ocasionen cuadros febriles y duelan a causa de un virus o bacteria, lo cual preocupa a los padres. Sin embargo los especialistas aconsejan mantener la calma y no tomar decisiones precipitadas, ya que las amígdalas desempeñan un papel clave tanto en el cribado de patógenos durante la infancia, como en el desarrollo normal del sistema inmune del niño.

Estudio pionero

Un equipo de investigación liderado por el Dr. Sean Byars de la Universidad de Melbourne, examinó los historiales médicos de aproximadamente 1,2 millones de daneses cuya salud ha sido seguida desde el momento de su nacimiento hasta los 10 años y, en algunos casos, hasta una edad adulta. Esto, con el fin de evaluar el impacto a largo plazo de la amigdalectomía y adenoidectomía en una variedad de enfermedades.

Los doctores descubrieron que los pacientes con las amígdalas o las adenoides extirpadas antes de los 9 años de edad, en los años siguientes tenían tres veces más posibilidades de padecer enfermedades del tracto respiratorio, como alergias, asma, influenza y neumonía, entre otros. Lo cual parece interesante, si en principio la extracción de estos tejidos habría tenido lugar para evitar precisamente los problemas de salud que han llegado a reportarse, incluso poco después de la operación. Es así que cualquier posible beneficio a corto plazo es insignificante, si lo comparamos con los riesgos a largo plazo.

Científicos responden por qué extirpar las amígdalas no es tan buena idea

Es la cantidad de incidencias encontradas en pacientes con complicaciones relacionadas a extracciones de amígdalas y adenoides lo que le otorga a los resultados de este estudio un interés mucho mayor. Por tanto el Dr. Byars y su equipo recomiendan que se debe evitar extirpar las amígdalas mientras existan tratamientos alternativos, al menos hasta los 9 años de edad.

Claro está que hay casos de excesiva complejidad en los que no queda otra opción que someter al niño a una intervención quirúrgica. A excepción de estos, los científicos  proponen a sus colegas retrasar la cirugía el mayor tiempo posible a fin de evitar los efectos colaterales antes mencionados y permitir que el sistema inmunológico de los niños se desarrolle aún más.

¿Te han extirpado las amígdalas o adenoides a temprana edad? ¿Has experimentado algunos de los problemas sobre los que hablan estos especialistas? Cuéntanos.