Hace ya bastante tiempo que los expertos están avisando de un posible desastre, un evento de importantes consecuencias naturales y humanas que se concentrarían en la conocida falla de San Andrés y que abarca todo el estado de California.
Es tal el temor suscitado por este posible terremoto, que se le ha denominado ya como el «Big One», ya que sus efectos podrían ser más temibles que una bomba nuclear o cualquier ataque terrorista, visto el contexto en el que nuestro mundo se construye hoy en día. ¿Debemos temer entonces a un posible desastre real y factible? Evidentemente no podemos vivir con miedo, pero sí con prudencia.
Son muchos los terremotos que se suceden cada año a lo largo del mundo, la única diferencia es que el de la falla de San Andrés está casi previsto, ya que según los sismólogos los terremotos de gran intensidad en el sur de California se suceden cada ciertos periodos de tiempo… y ya hemos salido de cuentas.
El Big One dentro de 30 años o menos
El Boletín de la Sociedad Sismológica de América, nos dice claramente, que la falla de San Andrés ha acumulado la suficiente energía como para que, en unos años, se suceda un importante seísmo. Las zonas de mayor riesgo sería Hayward, Rodgers Creek y Green Valley.
Pero ¿cómo pueden estar tan seguros? Según nos explican, el ciclo de un terremoto se refleja en la acumulación de tensión en la falla. Si la falla en sí muestra algún desplazamiento en las placas que la forman, por pequeña que sea, esa energía se va liberando poco a poco. Pero si no hay deslizamiento, la energía se sigue almacenando hasta que, finalmente es liberada por un fuerte terremoto.
La falla de San Andrés en California, se compone de cinco ramas principales que forman algo más de 2.400 km de longitud. Lo normal es que cada año, a través de pequeños deslizamientos se deje escapar una buena parte de energía, a la vez que se va desplazando un poquito. Lo normal, según los sismólogos es que las placas se desplacen entre 0,1 hasta 25,1 mm por año. Pero, ¿se libera entonces la suficiente energía como para evitar un terremoto? En absoluto, cada año se queda bloqueada un 28% de energía. Según los científicos, basándose también en estudios paleosísmicos, existe un riesgo más que seguro de que en los próximos años vuelva a surgir un nuevo e intenso terremoto.
La falla de San Andrés, una historia de terremotos
Sabemos, por ejemplo, que Chile es el país sísmicamente más activo del planeta. Debido a su situación casi estratégica sobre el cinturón de fuego del Pacífico, son tristemente conocidos los desastres sufridos en esta zona. El acaecido en 1939 se llevó la vida de 5.648 personas. California, por su parte, también ha sufrido diversos seísmos en las últimas épocas, pero si hacemos caso a las teorías más agoreras, podría ser sin duda uno de los desastres más lamentables de nuestra era.
Por otra parte cuesta de creer, ya que ciudades como San Francisco están perfectamente preparadas para los seísmos. ¿Pero lo estaría para un auténtico «Big One»? ¿Uno tan devastador como muchos se atreven a señalar? Sea como sea -y mientras aguardamos- toda California dispone ya de una gran veteranía en materia de terremotos, los primeros ya se registraron en 1417, luego llegó el de 1462, 1565, 1614, 1713, 1857, 1906, 1989, 2010 y el sucedido el año pasado, en agosto de 2014. Éstos últimos tuvieron una intensidad media de entre 7,2 y 6,6 grados, sin demasiadas consecuencias.
Pero eso sí, se espera que en un intervalo cercano entre 20 y 30 años, se origine el peor de todos, peor incluso que el sucedido en Chile en 1960, que tuvo una magnitud de 9,5 MW .
¿Veremos entonces ese gran terremoto que predicen nuestros sismólogos? Esperemos que no sea así, y que la madre naturaleza, siga plácidamente dormida.
Mientras esperamos o no, al Big One, te invitamos a leer el que podría ser el verdadero desastre para nuestro planeta: el volcán de Yellostone