¿Sabes qué son los faquires, has oído hablar de ellos? No son solamente esos hombres delgadísimos que se acuestan en tablas de clavos, el ser faquir va mucho más allá, y aquí en Supercurioso te lo contamos.
Faquires, ¿místicos o magos?
A ver, el estereotipo del faquir es una especie de mago capaz de soportar dolores físicos indecibles, que se cortan con vidrio o se clavan agujas y no sangran y pareciera que no sienten dolor. Sí, es una imagen trillada y simplista que no le hace justicia a toda la preparación espiritual y física que conlleva esta vocación.
Si bien los faquires son originarios de la India, el término faquir viene del árabe y del persa, que significa “pobre”. En la India a estas personas se les llama sadhus, y son los monjes ascetas que siguen el camino de la penitencia y una extrema austeridad para llegar a la iluminación.
Dentro del hinduismo, los faquires corresponden a la cuarta fase de la vida, luego de estudiar, ser padre y peregrino. El que decide ser faquir o sadhu renuncia a lo terrenal y material, y busca lo que consideran los verdaderos valores de la vida. No se apartan de la sociedad, como los ermitaños o eremitas, sino que ignoran los placeres y los dolores humanos, pero dentro del mundo.
Intentan imitar la vida de Shiva, el dios, el asceta principal. Suelen acompañarse de un tridente –aunque no siempre–, y visten un modesto taparrabos de color azafrán, lo cual significa que fueron bendecidos con la fértil sangre de Parvati, la esposa de Shiva.
Son considerados hombres prodigiosos y santos, maestros de yoga, y por lo tanto capaces de hacer milagros gracias a sus largas horas de meditación. Aunque pueden tenderse en camas de clavos o vidrios rotos, si vas a la India no los verás hacerlo, a menos que se trate de los “comerciales”, es decir, personas capaces de tragar espadas y hacer espectáculos circenses, incluso con la flauta y la serpiente en la cesta. Es una imagen hecha para turistas, exclusivamente. Los indios no les hacen caso. En cambio, a los faquires “de verdad” les profesan respeto, y les donan alimentos, por ello es que tal vez los árabes y persas los llamaron “pobres” y “mendigos”.
Respetan a todo ser viviente, creen en la reencarnación y desean liberarse de la rueda del samsara, que es el ciclo de los nacimientos que se sucede una y otra vez. Pueden ayunar durante varias semanas y caminar sobre brasas sin quemarse los pies.
Incluso pueden insertarse grandes agujas en las mejillas y otras partes del cuerpo sin demostrar la más leve señal de dolor, gracias a su gran habilidad de sugestión. En la India creen que pueden levitar, y hasta hacer regresar a los espíritus de los muertos; también les adjudican el don de la ubicuidad, es decir, la habilidad de desdoblarse, de estar en dos sitios a la vez.
Verdad o mentira, lo cierto es que los faquires son seres extraordinarios, de edad indefinible, con un gran control de su cuerpo, y están en toda la India.
Si alguna vez tienes la suerte de visitar este increíble y hermoso país los verás muy a menudo. Pero no viajes con ojos de turista, hazlo con ojos de viajero, y se te revelarán giros insospechados de la humanidad.