Diversos estudios científicos avalan el hecho de que no podemos fiarnos totalmente de lo que nuestra memoria recuerda y que incluso podemos atesorar recuerdos que en realidad no ocurrieron nunca. No podemos pensar que nuestro cerebro actúa como una cinta de vídeo que graba y cuando la reproducimos refleja fidedignamente lo ocurrido. Para empezar, nuestra memoria almacena únicamente aquello que consideramos importante. Acompáñanos a conocer 3 razones por las que no siempre podemos fiarnos de nuestros recuerdos.
Por qué no siempre podemos fiarnos de nuestros recuerdos
La psicóloga estadounidense Elizabeth Loftus ha profundizado durante años en el estudio de la memoria y de los procesos que, sin que nos demos cuenta, minan su fiabilidad. Loftus realizó un estudio con voluntarios en el que consiguió que un 25% de ellos recordaran haberse perdido en un centro comercial en su infancia, cuando realmente este hecho no había ocurrido. También consiguió, en otro experimento, implantar en un 50% de los participantes, a través de fotografías trucadas, recuerdos de un viaje en globo en su niñez y que realmente jamás habían realizado. Las tres principales razones por las que no podemos fiarnos al 100% de nuestros recuerdos son:
1. Que la memoria es selectiva
Tendemos a borrar los recuerdos negativos y a mantener aquellos que nos interesan. La memoria es selectiva y no sólo tiende a mantener lo que nos puede ser útil, sino que esta información se conserva de manera sesgada. Guardamos los recuerdos «como» nos interesa. Un ejemplo de esto es una encuesta que se hizo en los años 60 a varias parejas en EE.UU. sobre las tareas domésticas, los dos miembros recordaban haber realizado 7 de cada diez trabajos.
2. Que hay recuerdos «implantados»
Somos víctimas de la sugestibilidad, es decir, como hemos visto al inicio del artículo, tendemos a incorporar a nuestra memoria información procedente de fuentes externas, ya sean personas, imágenes e incluso de los medios de comunicación, que de manera engañosa pasan a formar parte de nuestros recuerdos.
3. Que los recuerdos inventados son fuertes
Los recuerdos «imaginados» o «inventados» pueden quedar en nuestra memoria con más fijación que los reales y en muchos casos se superponen, de manera que es prácticamente imposible distinguirlos.
Por todo ello, es muy difícil fiarnos al 100% de nuestros recuerdos. Recordamos especialmente aquello que por uno u otro motivo fue importante para nosotros y estos recuerdos son los que conforman nuestra identidad. Nuestros recuerdos son un mosaico formado por piezas y lotes de información que el cerebro va juntando y que deben proporcionarnos información que nos ayude a enfrentar tanto el presente como el futuro, pero siendo conscientes de que posiblemente mucho de lo que recordamos esté de alguna manera alterado.
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