Los grimorios son libros que reúnen conocimientos mágicos y que fueron escritos generalmente entre la Baja Edad Media y finales del siglo XVIII. La palabra grimorio proviene del francés y parece ser una desviación de «grammaire», gramática. En la Edad Media «gramática» era cualquier libro de conocimientos básicos. Los grimorios lo eran de astrología, fórmulas, hechizos…y todo tipo de sabiduría relacionada con la magia. En Supercurioso hemos visto algunos de ellos como El extraordinario Arbatel, un manual de magia de 1575 o Aradia: El Evangelio de las brujas, en esta ocasión os traemos el Grimorio de Abramelín el mago.
El Grimorio de Abramelín el mago
Abramelín el mago es un personaje oscuro del que únicamente sabemos que vivió en Egipto en el siglo XV. Un judío alemán llamado Abraham de Worms lo conoció en un viaje a Egipto, cerca de la ciudad de Araki, y consiguió que le transmitiera todo su saber místico y de magia cabalística. Abraham lo transcribe en forma de cartas dirigidas a su hijo llamado Lamec. Nos describe a Abramelín como un sabio erudito y amable, muy anciano ya, que le exige a cambio de su sabiduría que no abandone el camino del Señor. Le entregó dos libros para que hiciera él mismo una copia y le pidió una cantidad de dinero a cambio para repartirla entre los pobres de la ciudad.
Tras un elaboradísimo ritual que puede tardar meses, se consigue comunicación con el ángel guardián de los magos, poseedor de todo conocimiento. Para llegar con éxito al final de este largo proceso se deben observar una serie de normas entre las que se encuentran el rezo diario, la castidad, la abstinencia de bebidas alcohólicas y la rectitud en todas las acciones que se emprendan en la vida diaria. Si todo ha ido bien, se aparecerá el Ángel de la Guarda y revelará sus mágicos secretos. Después se debe citar a los 12 príncipes y duques del infierno para conseguir que obedezcan y conseguir la eliminación de su influencia negativa. Una serie de espíritus familiares ayudan a conseguir lo que se solicite, ya sean riquezas, amor, la invisibilidad o la capacidad de volar, por ejemplo.
La práctica de la magia de Abramelín se centra por un lado en los cuadrados mágicos que esconden palabras que deben utilizarse en los rituales y por otro en la elaboración de recetas como la del «incienso de Abramelín».
A finales del siglo XIX y principios del XX, el grimorio de Abramelín volvió a editarse consiguiendo un enorme éxito entre los creyentes y aficionados al esoterismo y la práctica del ocultismo que resurgió en esa época.
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