Podríamos pensar que la brujería, así como los procesos y las detenciones por este motivo, quedaban adscritos a tiempos remotos, pero no es así. En Gran Bretaña, sin ir más lejos, en 1945, en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, fue detenida una mujer por ser sospechosa de brujería. ¿Qué ocurrió para que las autoridades la arrestaran? Conozcamos su historia: Helen Duncan, la bruja detenida antes del Día D.
Helen Duncan, la bruja detenida antes del Día D
Victoria Helen McCrae Duncan, (1897-1956) tuvo el dudoso honor de ser la última mujer británica que fue a la cárcel por brujería. Su encarcelamiento motivó la derogación de la Ley de brujería de 1735.
La señora Duncan fue una médium escocesa famosa por sus fraudes. Sus métodos eran tan burdos que hasta dan risa. Era especialista en producir ectoplasmas. Lo hacía a base de gasas, rollos de papel higiénico y otros materiales que tragaba, y luego regurgitaba, o introducía en sus fosas nasales -cosa que solía producirle frecuentemente hemorragias durante las sesiones-. Las pocas luces de la médium quedan en evidencia en las fotos con flash que ella misma permitió que se tomasen durante algunas de sus sesiones. En ellas se ve claramente lo poco elaborado de sus trucos espiritistas.
Aquí tenéis otra fotografía auténtica de una de sus sesiones.
Los trucos no eran muy sofisticados, los fantasmas estaban hechos con sábanas y máscaras de papel maché.
Helen y su marido tenían 6 hijos que mantener y eran inmunes al desaliento. A pesar de que en las sociedades espiritistas se les ponía como ejemplo de fraude, ellos siguieron con sus sesiones. En una de ellas Helen dijo haber contactado con un marinero difunto del barco HMS Barham. Entre el público había un oficial de inteligencia que avisó del supuesto contacto a sus superiores, pues el hundimiento de dicho navío era un secreto. La única explicación posible era que Helen fuera una espía o que contactase realmente con los espíritus.
Cuando empezaron los preparativos para el día D, alguien tuvo miedo de que la Sra. Duncan, ya fuese espía o verdadera médium, revelara los detalles del plan. Helen fue encarcelada durante nueve meses acusada de fraude espiritual, un epígrafe de la Ley de brujería de 1735. A pesar de que el propio Winston Churchill consideró que era una estupidez, ya que la noticia del hundimiento del HMS Barham, en la que murieron 862 tripulantes, fue notificada en secreto a los familiares de los fallecidos y cualquiera pudo irse de la lengua, la mujer no salió de prisión hasta que el desembarco hubo acabado.
Si algo tuvo de bueno todo este rocambolesco episodio, fue que, a raíz de la detención y encarcelamiento de Helen, se iniciaron los trámites para derogar definitivamente la Ley de Brujería.
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